Nuevo aumento de las medidas de seguridad en los aeropuertos británicos

Gran Bretaña iniciará una nueva ronda de aumento de las medidas de seguridad en los aeropuertos del país.

El Primer ministro, Gordon Brown, señaló que el Gobierno invertirá 1.200 millones de libras (1.900 millones de dólares) en introducir un sistema común de “frontera electrónica” para todos los aeropuertos. Todos los que compren billetes para salir o para entrar en el Reino Unido tendrán que comunicar sus datos personales de forma más detallada a las aerolíneas.

Londres va a lanzar esta iniciativa a pesar de que contradiga la legislación de la Unión Europea en lo que se refiere a la libertad de movimientos de sus ciudadanos. Según Brown, el Jefe de la Secretaría de Estado del Interior, Alan Johnson, tratará de convencer a sus colegas de que autoricen la captación y el procesamiento de información sobre pasajeros en la próxima reunión de ministros de los países miembros de la UE.  

Además, la semana que viene en los aeropuertos empezarán a funcionar ya los escáneres que permitan explorar el cuerpo de pies a cabeza. Las autoridades afirman que el nuevo equipamiento hará el trabajo de los servicios de seguridad más eficaz y acelerará mucho los procesos de control de los pasajeros: los viajeros no tendrán que descalzarse, quitarse los cinturones o sacar los objetos de metal de su ropa. Sin embargo, el plan provoca también algunas dudas, porque la imagen tridimensional mostrará todas las peculiaridades físicas de la persona escaneada. 

Mientras tanto, las autoridades británicas van a aumentar considerablemente el número de personas incluidas en la lista de aquellos a los que no se permite volar (No Fly List) y a desarrollar su versión de la lista de los sospechosos de tener conexiones terroristas, siguiendo los mismos criterios que The Terrorist Identities Datamart Environment List estadounidense. Las personas que formen parte de esta última lista no tendrán prohibido volar, pero estarán sometidos a controles personales mucho más escrupulosos.

Además, están suspendidos por un plazo indeterminado los vuelos directos entre Gran Bretaña y la República de Yemen, sospechosa para las autoridades de ser un importante núcleo islamista. Es una medida más bien simbólica, porque es muy poco probable, según los expertos, que los terroristas se aprovechen de las rutas directas desde Yemen para realizar atentados.

La decisión se tomó en vísperas de la conferencia internacional que tendrá lugar en la capital británica el 28 de enero de 2010. Londres y Washington tienen muchas expectativas en cuanto a poder combatir con los extremistas islamistas. Las autoridades de los EE. UU. y Yemen están considerando ataques aéreos contra los campos de entrenamiento de Al Qaeda como una posible medida para luchar contra el terrorismo. Sin embargo, el presidente estadounidense, Barack Obama, asegura que en ningún momento se tratará de una operación terrestre.

La campaña de aumento de medidas de seguridad en los aeropuertos de Gran Bretaña, igual que en otros países del mundo, fue puesta en marcha hace unas semanas a petición del mandatario de los EE.UU.,  Barack Obama, presentada tras el atentado terrorista fallido a bordo de la aeronave de la compañía Delta que seguía su ruta de Amsterdam a Detroit.

Las autoridades británicas se apresuraron a introducir las nuevas medidas de seguridad lo antes posible por haber recibido los Servicios de Intilegencia datos que muestran que se prepara una serie de atentados terroristas contra el país y otros estados, según informa el primer ministro, Gordon Brown. Entre otros datos, esta medida se basa también en los testimonios de Umar Farouk Abdulmutallab, el terrorista fracasado del avión de Delta Airlines, que confesó que en Yemen se había entrenado al lado de unos 20 milicianos más.