Operación trampa de Helmand

Lo que fue anunciado como la mayor operación conjunta de la OTAN y del Ejército Nacional Afgano -la batalla de Marjah- no es más que un gran embuste político para trucar los dados en contra de los infantes de marina estadounidenses y a favor de sus viejos enemigos.

Infierno en la tierra

La provincia de Helmad es el semillero de drogas más importante del mundo y Marjah es su capital no oficial, con su gran bazar de opio y una telearaña de laboratorios de heroína. También es una especie de crisol que mezcla a los talibanes afganos y pakistaníes, a los productores de heroína y de los artificios explosivos improvisados, a los contrabandistas de drogas y armas, a los agricultores de la droga y a los combatientes en una turbia disolución tóxica.

Si Usted cree que hay por allí algunos “civiles”, dígaselo a los marinas. De hecho, si pudiera justificarse cualquier ataque aéreo -de precisión o el clásico bombardeo en alfombra-, ese sitio sería el blanco más legítimo de los que hay.

El cómplice interno

No creo ni en las teorías conspirativas ni en las coincidencias, pero…

Primero, el consejero de seguridad nacional de EE. UU., un general de la infantería de marina, tomó una decisión acertada en primavera pasada, la de relegar las interminables solicitudes de refuerzos, que hacía el entonces comandante de EE. UU. en Afganistán, y redoblar los esfuerzos para combatir la doble amenaza del narcoyihad. Para herir al diábolo donde más duele, designó a Helmand como el campo de caza para los duros marinos.

Sin previo aviso los marinos hicieron una incursión en Marjah con un éxito contundente y capturaron uno de los alijos de droga más grandes de Afganistán. Sin embargo, fueron retirados de la zona al cabo de cuatro días.

Luego apareció Richard Holbrooke, que declaró un cambio de sentido total de la agresiva estrategia antidroga de exterminio incondicional a la abolición de la erradicación aérea y la reconciliación con los trabajadores narcos para que no se ofendan y no se sometan a los talibanes.

Al mismo tiempo el maligno enviado ejercía presión frenéticamente para elevar el número de las tropas. ¿No se ha preguntado por qué?

El márketing de Marjah

Porque las tropas estadounidenses con los clientes más valiosos de los asesinos narcos. Cuanto más, mejor.
La “sociedad anónima” de Helmand , amparada en la estrategia de la reconciliación y reinserción, ofrece una completa gama de servicios a los militares extranjeros: ser matado, herido o mutilado, destrozarse el cuerpo con un artefacto explosivo improvisado, el ánimo con el Trastorno de Estrés Postraumático o la mente con la purísima heroína “sólo para los héroes”.

Con aviso previo

Habría sido fatal para los narcoyihadistas de Afganistán y Pakistán si las fuerzas estadounidenses hicieran una guerra encarnizada.
Pero no lo fue, porque el virrey afgano, Richard Holbrooke, amarra en corto a las tropas norteamericanas, amordazándolas con su estratagema de dos “R”.

Para que los marinos no volvieran a pillar a los bandidos de Marjah en bragas, alguien (sic!) les había avisado con folletos dispersadas desde los helicópteros con cuatro meses de antelación.

Es bueno tener amigos influyentes ¿verdad?