El Año Nuevo de la época de la guerra, en una exposición en Moscú

¿Cómo era el árbol de navidad en Rusia hace 65 años? Eso es lo que querían demostrar los organizadores de la acción 'Abeto de la Victoria', que empezó en Moscú en la víspera de Año Nuevo. Los visitantes de este evento pueden hacer un auténtico viaje en el tiempo, trasladándose hasta las décadas pasadas y mirar de qué modo celebraban el Año Nuevo sus abuelos en el invierno del 1944.

En aquellos días ya no existían dudas acerca de que la victoria sobre el fascismo sería alcanzada, y las autoridades soviéticas decidieron organizar la fiesta del Año Nuevo en la capital del país por primera vez desde el principio de la Gran Guerra Patria de 1941-1945 (la Segunda Guerra Mundial). En el centro de Moscú, en el Jardín del Hermitage, se instaló un árbol navideño que permaneció un mes, hasta el 20 de enero de 1945. Casi todos los niños que vivían en Moscú -al menos 150.000 personas, muchos de los cuales acababan de volver de la evacuación- iban a mirarlo y a celebrar la fiesta.

Tras visitar el 'Abeto de la Victoria', los huéspedes se empaparán de la atmósfera de aquellos años. La actividad incluye noticieros y canciones militares, además de la exposición retro de los adornos navideños, con los que se adornaban los árboles del frente y que fueron producidos por los militares.

Todos pertenecen a la coleccionista Larisa Pétrikova, que ha recopilado cientos de juguetes de esa época militar. Para ella, la celebración del Año Nuevo durante los años de la guerra fue mucho más que entregarse regalos. “Durante los años de la guerra mantener la esperanza era muy importante. Cuando me preparaba para la exposición, leí muchos documentos y cartas de la época de la guerra. La vida continuaba, las cosas no se detenían. La gente enviaba y recibía cartas desde el frente. Aquellas cartas eran absolutamente maravillosas, no eran felicitaciones comunes que se escriben en tiempos de paz. Todos los sentimientos de un hombre en la guerra se hacen agudos porque entiende que puede morir en cualquier minuto”.

Según Pétrikova, en plena época de la guerra patria hasta el objeto más básico podía adquirir un poderoso significado. “Un hombre nos contó que durante la guerra fue evacuado con su hermano a los Urales. Antes de su partida su mamá les dijo que tomaran unos juguetes, se llevaron una cestita de alambre en la que se guardaron tres cubitos de azúcar. Imagínense que los niños evacuados en todo el tiempo no se comieron los cubitos de azúcar aunque éstos fueran como bombones para ellos. Cada año los colgaban en el árbol, hasta ahora siguen adornando el árbol festivo con la misma cestita”.

En la colección de Pétrikova se pueden encontrar adornos de cartón, alambre, hojalata, hasta de botes de conservas. Es cierto que no pueden compararse con los modernos pero, puede que fueran más valiosos porque daban alegría y además esperanza a la gente, que se despedía del año de 1944 y recibía el de 1945. Al igual que hoy en día, ellos creían que el nuevo año sería mejor que el pasado. Y soñaban con el fin de la guerra. Sus esperanzas se realizaron, transformando la historia no sólo del país, sino de todo el mundo en el siglo XX.