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El mejor trabajo del mundo resultó el más difícil

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En el año pasado el británico Ben Southall ganó el fabuloso concurso del “mejor trabajo del mundo”, organizado por el Consejo de Turismo de Queensland, Australia. Sus obligaciones de servicio consistían nada más que en vivir en la isla Hamilton –una de las islas “paradisíacas” en la Gran Barrera
El mejor trabajo del mundo resultó el más difícil

En el año pasado el británico Ben Southall ganó el fabuloso concurso del “mejor trabajo del mundo”, organizado por el Consejo de Turismo de Queensland, Australia. Sus obligaciones de servicio consistían nada más que en vivir en la isla Hamilton –una de las islas “paradisíacas” en la Gran Barrera de Coral-, manteniendo un blog en donde se explicara por qué los turistas deberían llegar a la zona, hacer snorkeling, visitar otros lugares exóticos y caminar por los bosques.

Todo este “entretenimiento” del empleado, lo que normalmente se pueden permitir sólo viajeros adinerados, fue previsto para 6 meses y por ello recibió 150.000 dólares australianos (unos 134.000 dólares estadounidenses).

Y ahora cuando terminó su medio año de promoción de la Isla, afirma que su trabajo no fue tan envidiable, como se lo había parecido a los 34.000 competidores del puesto, a pesar de que le tocó vivir en una casa lujosa con vista al mar, bañarse en una piscina privada y trasladarse por la zona en un carro de golf. Resultó que él simplemente no tuvo bastante tiempo como para tomar el sol, descansar y gozar de vistas de una carta postal.

La única objeción de aquellos quienes sufrían celos por el trabajo tan maravilloso fue, que vivir en una isla puede ser bastante aburrido. ¡Nada de eso! Ben Southall tuvo que bregar siete días a la semana, hasta 19 horas diarias. Su tiempo fue totalmente absorbido por la participación en eventos promocionales, ruedas de prensa, entrevistas, bienvenidas y las labores de  administración. Como explicó el celador de la isla a la publicación británica The Sunday Telegraph, él simplemente no tuvo ni un rato para relajarse y pensar en todo esto.

El destino guardaba aún una desagradable sorpresa más, justo a escasos días de terminar su contrato, Ben sufrió la picadura de una medusa Irukandji, la cual posee un veneno hasta cien veces más potente que el de una serpiente cobra. Sólo la rápida intervención de los facultativos, impedió el fatal desenlace.

Durante su cargo, visitó 90 lugares exóticos, hizo 47 diarios de vídeo, y otorgó más de 250 entrevistas a la prensa, incluída la que mantuvo con Oprah Winfrey. Viajó varias veces por el estado de Queensland para reunirse con los políticos locales, y pronunció un sinfín de discursos. En Hamilton tuvo que acoger a las autoridades y altos representantes, así como a los viajeros y los especialistas de la industria de turismo.

Y encima el tiempo para descansar lo tuvo que aprovechar para escribir los comentarios en la red sobre el encanto de descanso en la isla. Según el periódico británico que citan a un representante de la organización Tourism Queensland, Southall posted más que 75.000 palabras en 60 blogs (lo que podría formar un libro),  descargó unas 2.000 fotos y pasó 730 mensajes de la red social Twitter.

Los lectores del sitio web oficial se quejaron de que Ben Southall no tenía mucho tiempo, aparte de su agenda oficial para explotar la Barrera de coral por sí mismo y hacer comentarios imparciales de su trabajo. Sin embargo, sus empleadores están tan contentos del celador que le ofrecieron otros 18 meses y esperan que él escribiera un libro sobre su oficio. Mientras tanto, Ben Southall obviamente necesita un descanso del trabajo que se parece más, a unas mejores vacaciones del mundo.
 

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