El canal internacional
de noticias en español
más visto en el mundo
Actualidad

La esclavitud en el siglo XXI

Publicado:
A primera vista parece que el término “esclavitud” se remonta a una historia bastante lejana y que el mismo fenómeno como tal se acabó a finales del siglo XIX.
La esclavitud en el siglo XXI

A primera vista parece que el término “esclavitud” se remonta a una historia bastante lejana y que el mismo fenómeno como tal se acabó a finales del siglo XIX.

En realidad resulta que no es así. En los estados que se consideran democráticos está prosperando la esclavitud laboral, sexual y doméstica.

Las víctimas principales son inmigrantes ilegales o aquellos que fueron secuestrados o llevados desde sus países natales violentamente o a través de todo tipo de fraudes (bajo promesas de estudios, concursos, carreras, buenos puestos de trabajo, etc.). Les quitan los documentos bajo diferentes pretextos, les privan de libertad, de disponer de sí mismos y les obligan a trabajar gratis o por remuneraciones miserables. 

Los ingresos de la comercialicación de esclavos en el mundo llegan a unos 7.000 millones de dólares por año; el número de "siervos" en Europa varía de los 400.000 hasta 1 millón de personas, según las estimaciones de la ONU.

Se cree que una persona está en la posición de siervo cuando sufre tres condiciones: un tercero controla sus actividades a través de actos de violencia o amenazando con recurrir a aquellos; no está en un lugar determinado y se dedica a un determinado tipo de actividades por su propia voluntad y carece de la posibilidad de cambiarlos libremente; trabaja gratis o recibe  una remuneración miserable.

Miles de mujeres en diferentes países caen víctimas de la esclavitud doméstica. Nadie sabe cuántas chicas son siervas clandestinas aisladas de la sociedad.

Las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos lo consideran uno de los problemas más duros de la actualidad. Uno de estos grupos, SOS-Esclavos, formado en 1995 como una institución civil mauritana, inicialmente tuvo como objetivo la erradicación de la práctica de la esclavitud en su propio país, pero actualmente extendió sus actitvidades también a Europa para prestar asistencia a las víctimas de la esclavitud doméstica, en particular, en Francia.

El mayor escollo es que, en la mayoría de los casos, estas mujeres están en sus países de residencia ilegalmente y por eso tienen miedo a dirigirse a las autoridades aunque tengan esta posibilidad. Además, la legislación europea no parece contar con las medidas adecuadas para perseguir a los esclavistas. Es muy difícil demostrar las pruebas de este tipo de delitos, los “amos” suelen simplemente rechazar a los “trabajadores” o alegar la existencia de deudas por parte de la víctima o de contratos de trabajo ficticios. Lo único que aceptan es violar las obligaciones referentes a las leyes laborales, lo que no está penalizado gravemente.

Una persona ya liberada también se enfrenta a problemas bastante severos, tanto psicológicos, como cotidianos, por no tener de qué vivir ni medios para volver a su país. Muy a menudo tampoco tienen adonde volver, por pasar en ese régimen de esclavitud demasiado años.

Una de las fundadoras del movimiento de SOS-Esclavos, Anick Fugeroux, comenta que el grupo sigue los casos de muchas chicas esclavas. Actualmente, el fiscal francés exige un castigo más severo para la familia sospechosa de esclavizar a una de ellas, Rosa. Si sus secuestradores finalmente terminan entre rejas, será un precedente legal en la justicia francesa y una victoria para todos los activistas del movimiento. Aunque lo que es más importante por el momento es que de todos modos el proceso ya atrajo la atención del público al problema y podría ayudar a más mujeres a atreverse a romper drásticamente las cadenas de la servidumbre moderna.

Otra forma de esclavitud del siglo XXI en los países “civilizados” es el servicio militar obligatorio que sigue existiendo en casi todas las ex repúblicas de la Unión Soviética y en la mayoría de estados de Asia y de América del Sur, según algunas organizaciones de defensa de los derechos humanos. Afirman que el servicio militar obligatorio como tal cumple con los tres criterios de la esclavitud mencionados antes: un joven está llamado a las filas del ejército sin estar de acuerdo, ni a causa de una condena por crímenes cometidos, no puede negarse sin ser víctima de un severo castigo y la remuneración que suele recibir en muy pocos casos puede compararse con un salario medio. La oportunidad de sustituir el servicio por actividades alternativas que existe en muchos países, no libra a los jóvenes de la obligación de trabajar para el estado durante un largo plazo por un sueldo mínimo sin poder elegir el lugar de trabajo o el tipo de actividades.

Sin embargo, por el momento, está opinión no tiene mucho apoyo público y tampoco legislativo en estos países.

Desgraciadamente, se puede constatar que la esclavitud sigue existiendo a gran escala, tanto en sus formas modernizadas, como tradicionales. Actualmente, la servidumbre como tal está oficialmente prohibida en todos los países del mundo. El último en emitir regulaciones al respecto fue Mauritania, en 1981, aunque la ley que criminaliza las prácticas de la esclavitud con penas de hasta 10 años de prisión no fue aprobada hasta agosto de 2007. Sin embargo, en este país, igual que en la Selva Amazónica, en Sudán, en Somalia, Pakistán, India, Nepal, Birmania (Unión de Myanmar) y en Angola de hecho siguen existiendo zonas donde hay gran cantidad de personas viviendo en un régimen de esclavitud similar a los de la antigüedad. Según los datos de instituciones de defensa de los derechos humanos, en Sudán todavía existen modernos mercados de esclavos. Desde 1995, la organización humanitaria Christian Solidarity International lleva comprando esclavos para liberarlos.

comentarios
RT en Español en vivo - TELEVISIÓN GRATIS 24/7