Raúl Castro lamenta la muerte del disidente Orlando Zapata
El presidente de Cuba, Raúl Castro, expresó su pesar por la muerte del disidente Orlando Zapata Tamayo, inculpando a Estados Unidos de su fallecimiento. Zapata, condenado por las autoridades cubanas en 2003 como un "agente asalariado" estadounidense, murió en el hospital de La Habana tras protestar durante 85 días con una huelga de hambre.
Castro declaró que "lamenta" el fallecimiento de Zapata y aseguró que es el resultado de la relación con EE. UU. Al mismo tiempo, subrayó que ni Zapata ni otros presos políticos fueron sometidos a torturas en Cuba: "No hay personas torturadas, no ha habido torturas, no ha habido una ejecución. Eso pasa en la base de Guantánamo", dijo.
Orlando Zapata, detenido por las autoridades cubanas junto con otros 75 opositores en abril de 2003 y posteriormente condenado a 25 años de prisión por tentativa de complot contra el actual régimen estatal, se declaró en huelga de hambre hace unos meses, exigiendo mejorar sus condiciones en el cárcel, ser reconocido como un "preso de conciencia" y la libertad de todos los presos políticos en el país. Un poco después le trasladaron al centro médico para los prisioneros de la capital del país y luego al hospital central de la ciudad. Sin embargo, los médicos no pudieron salvarle.
Estados Unidos reprobó oficialmente las acciones del Gobierno de Cuba que no había hecho concesiones al oposicionista. Con motivo de su muerte la Administración de Barack Obama volvió a insistir en que Cuba ponga en libertad inmediatamente a los presos políticos. "La muerte de Zapata pone en evidencia la injusticia que Cuba comete al mantener encarcelados a más de 200 prisioneros políticos que deberían ser puestos en libertad sin demora", según la declaración distribuida por el portavoz de la Secretaría de Estado, Philip Crowley.
Hay que señalar que las autoridades cubanas han liberado a más de una decena de disidentes últimamente. Por su parte, EE. UU. continúa deteniendo en sus cárceles a los cinco cubanos arrestados por supuesto "espionaje" en 1998. Aunque su culpa no ha sido demostrada, un juez norteamericano les sentenció a los cinco a prisión de largo plazo y algunos de ellos fueron condenados a cadena perpetua.
La Habana insiste en que todos los detenidos son inculpables. El Gobierno de Cuba ha anunciado varias veces que estos ciudadanos sólo reunían información sobre la actividad terrorista de los grupos anticubanos que funcionan en Miami, que realizan ataques con explosivos en territorio cubano y organizan provocaciones en las fronteras marinas y aéreas. Según algunos datos, los cinco previnieron más de 170 actos terroristas durante sus años de trabajo. En consecuencia con el derecho internacional, la dirección de la isla entregó a Washington los materiales, obtenidos por los cubanos, que fueron utilizados para inculparles.