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Grecia anuncia estrictos planes de ahorro para salir de la crisis

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El Gobierno griego ha decidido avanzar hacia la consolidación fiscal anunciando un nuevo paquete de medidas dirigido a ahorrar unos 4.500 millones de euros con el fin de rescatar la economía del país y reducir el déficit público y la enorme deuda que arrastra.

El Gobierno griego ha decidido avanzar hacia la consolidación fiscal anunciando un nuevo paquete de medidas dirigido a ahorrar unos 4.500 millones de euros con el fin de rescatar la economía del país y reducir el déficit público y la enorme deuda que arrastra.

El primer ministro, Yorgos Papandréu, ha convocado al Gobierno para discutir los detalles de las nuevas disposiciones que supondrán un ahorro de 4.800 millones de euros, según ha afirmado la televisión pública. Entre otras medidas, el Ejecutivo griego ha decidido subir el IVA dos puntos, hasta el 21% desde el 19% anterior.

De este modo, asegura que va a poder cumplir con el objetivo de reducción del déficit acordado con Bruselas. Este año se comprometieron a reducir el déficit fiscal en relación al PIB en 4 puntos porcentuales, desde el 12,7% hasta el 8,7%.

Estos mayores ingresos se deberán, a partes iguales, a un incremento de los impuestos y a una reducción del gasto. En la parte impositiva, planean aumentar los tipos sobre el impuesto sobre carburantes, bebidas alcohólicas y tabaco junto al referido aumento del tipo más alto del IVA hasta el 21%. En la parte del gasto, se recortarán los bonus de los salarios de los funcionarios públicos en un 30%.

Tras la reunión con el Consejo de Ministros, Papandréu se encontrará con el presidente heleno, Carolos Papulias, y luego informará a los sindicatos mayoritarios y a la patronal.

Los problemas de deuda y déficit del país heleno provocaron dudas en los mercados financieros sobre la fortaleza del euro y también que muchos fondos de riesgo apostaran por la caída de la moneda única.

El pasado febrero, el Gobierno ya lanzó una serie de medidas para reducir el déficit, que supone ya el 12,7% del Producto Interior Bruto (PIB) y una deuda de más del 110%.

Los sindicatos respondieron a las medidas anunciadas con una huelga general el pasado día 24 de febrero y paros sectoriales de funcionarios. Pensionistas y taxistas se manifiestan hoy en Atenas y los trabajadores estatales han convocado un nuevo paro para el día 16 de marzo.

Según el diario estadounidense the Wall Street Journal, algunos europeos acusan a las transacciones financieras orquestadas por los bancos de inversión de Wall Street de haber causado la crisis que tiene a Grecia al borde de necesitar un rescate financiero.

Sin embargo, una mirada más detenida a las finanzas del país durante los diez años transcurridos desde su adopción del euro no sólo revela que Atenas es el principal responsable de sus problemas, sino que otros gobiernos y organismos de la Unión Europea (UE) prefirieron hacer la vista gorda respecto a las reiteradas y flagrantes violaciones griegas de las normas del bloque.

La situación se complica por la información según la cual Grecia pudo haber recurrido hace pocos años a la ingeniería financiera y contable para ocultar la magnitud de su deuda pública, lo que agregó nuevos motivos para el escepticismo por parte de sus socios europeos.

Al mismo tiempo el país heleno no está solo: la mayoría de los miembros de la zona euro tampoco cumplió los requisitos de deuda y déficit durante varios años. La crisis es consecuencia inevitable de una debilidad presente en el euro desde su creación, según los economistas e historiadores: la falta de una política fiscal coordinada que acompañara a la unión monetaria.

"El euro ha estado repleto de tensiones no resueltas desde su lanzamiento", señala David Marsh, autor de The Euro, un libro publicado en 2009 que relata el nacimiento de la moneda común.

La unión monetaria fue vista por algunos políticos como una forma de empujar a la UE hacia una unión política. Otros, en especial en Alemania, resaltaron la necesidad de ceñirse a una rectitud fiscal y monetaria. "Todo esto estaba escrito", indica Marsh en alusión a los problemas de Grecia. "Lo que está ocurriendo no debería extrañar a nadie". Una vez que un país accede a la zona euro, no hay un mecanismo que lo obligue a seguir sus reglas.

Eso se debe en parte a un compromiso alcanzado en la cumbre de Dublín, en 1996, que dejó la potestad de imponer multas a un país en manos de otros países del bloque. Esa fue una victoria para el entonces presidente francés, Jacques Chirac, sobre el canciller alemán, Helmut Kohl, quien era partidario de aplicar multas de forma automática. Desde entonces, ningún país ha sido sancionado por violar las reglas financieras de la UE.

El pacto de 1996 orientado a hacer cumplir las normas de deuda y déficit de la UE es "un tigre de papel". "Es inefectivo", señala Willem Buiter, economista jefe de Citigroup y ex miembro del Consejo de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, "porque por un momento creó la ilusión de que había zanahorias y garrotes capaces de cambiar la conducta fiscal de los estados miembros, cuando en realidad no había ni lo uno, ni lo otro".

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