Los habitantes de una localidad de EE. UU. carecen de agua potable
La ciudad de Dimock no se encuentra en medio de un desierto, sino en el Estado de Pensilvania. Sin embargo, para la gente que vive aquí el agua potable se ha convertido en un lujo. Las fuentes acuosas de las que dispone la ciudad están contaminadas.
Craig Sauntner, residente de la localidad, cuenta que su hijo tuvo llagas abiertas en sus piernas después de utilizar esta agua y su hija sufrió de eczemas.
Su mujer dice que la familia ya no puede sentirse segura en su casa natal desde que la empresa petrolera Cabot empezó a perforar el área en busca de gas natural y contaminó las napas de agua.
Los habitantes de Dimock viven sobre un yacimiento abundante de gas natural, una de las mejores alternativas del petróleo en el país. La mayoría de ellos firmó un contrato con la petrolera, que a primera vista parecía mutuamente beneficioso. Permitiendo la extracción de gas en su territorio, se aseguraban un porcentaje de las ventas. "El condado de Susquehana es una región pobre, de hecho, mucha gente obtuvo trabajo y recibe dinero", dice Gim Grimsley, otro residente local.
Pero el precio a pagar resultó demasiado alto. La gente acostumbrada al agua cristalina ahora la tiene llena de metano.
Scott Ely dice que él y su mujer sólo firmaron el contrato después de que les aseguraran que el proceso de extracción sería rápido y seguro. Sin embargo, esta aseguración resultó muy lejos de la verdad. Ahora, tienen que utilizar el agua que reciben una vez al día en tanques.
En cuanto a la petrolera, guarda un silencio ensordecedor. La mayoría de sus empleados es de Texas y se alojaron en hoteles o alquilan casas. El Departamento de Protección del Medio Ambiente de Pensilvania ha manifestado en alguna ocasión su interés por el problema, pero sólo ahora ha decidido tomar medidas. La petrolera tiene que tapar los tres pozos que tiene y en 30 días organizar el suministro de agua para los habitantes.
"Si Cabot no acepta nuestras condiciones, presentaremos una petición al juzgado para tener una orden y hacer que la empresa realice lo que exigimos", dice John Hanger, jefe del Departamento de Protección del Medio Ambiente de Pensilvania.
Y mientras tanto, los habitantes de Dimock sólo pueden guardar la esperanza de que un día las cosas cambien.