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El director ruso de Disney y el problema del cine infantil en Rusia

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Desarollar los géneros de aventura, fantasía y cuentos folklóricos clásicos en las películas infantiles producidas por Disney, es la meta del director ruso Vladímir Grammatikov, quien a partir de ahora encabeza el departamento creativo de la compañía de cine.
El director ruso de Disney y el problema del cine infantil en Rusia

Desarollar los géneros de aventura, fantasía y cuentos folklóricos clásicos en las películas infantiles producidas por Disney, es la meta del director ruso Vladímir Grammatikov, quien a partir de ahora encabeza el departamento creativo de la compañía de cine.

Sus declaraciones traen esperanzas a la industria del séptimo arte en un país donde se producen sólo tres obras infantiles al año.

La sucursal rusa de la famosa compañía de Walt Disney invitó a Grammatikov como productor creativo para elegir, comprar y crear material nuevo. El director es adorado por muchas generaciones de rusos que aún recuerdan sus películas, como ‘El Niñero Bigotudo’.

'El libro de los maestros'

 

La primera película hecha por Disney en Rusia, ‘El libro de los maestros’, tuvo enorme éxito, lo que empujó a los directivos de Disney a continuar, esta vez con la ayuda de un experto del género de fantasía.

'El Niñero Bigotón'

 

La película 'El Niñero Bigotón', primer trabajo como director de Grammatikov, la vieron alrededor de 53 millones de personas durante la época soviética y las  nuevas generaciónes siguen aún aplaudiendo las peripecias del protagonista: el jóven Maula, un holgazán que no quiere madurar y no dura mucho en ningún trabajo hasta que se vuelve niñero de una  guardería infantil y lo hacen ver su suerte los gamberros como él o “barmaléichiki”. La banda sonora del filme fue creada por Aleksei Ribnikov y es muy popular entre los jóvenes modernos.

"Barmaleichiki", una imagen de la película 'El niñero bigotón'


Para escuchar la melodía de la cinta haga click aquí.

Como jefe del proceso creativo, Grammatikov también establecerá las estrategias para desarrollar producciones cinematográficas y proyectos televisivos de Disney en Rusia.

“A mí me gustan mucho los valores de Disney, como la fidelidad a la familia, el tacto, la tranquilidad y la obligación de incluir ilustraciones nativas en la creación. Ya sea que haya aventuras o viajes en las películas, todos los personajes deben pasear no solo por valles o bosques, sino también visitar el Museo Ruso o el Hermitage. Los héroes deben ser leales, pacientes y sabios y al mismo tiempo pueden ser astutos y divertidos. Todo esto me gusta mucho porque todos mis últimos trabajos son muy parecidos”, afirmó Grammatikov en la entrevista al periodico ‘Rossiiskaia Gazeta’.

Entre las obras de Grammatikov está también ‘Mio mi Mio’, basada en el cuento de la escritora sueca Astrid Lindgren.

Grabada en locaciones de Krim, Gran Bretaña y Suecia, la película trata de las aventuras de Bosse , un niño de nueve años que vive en la casa de sus padres adoptivos. Bosse llega al mundo mágico de su verdadero padre (Deseado) y debe salvarlo del mal, luchando contra un siniestro caballero roba niños, que los convierte en pájaros y los condena a planear eternamente sobre el Lago Muerto. La música para la cinta fue compuesta por losintegrantes de la legendaria  banda sueca ABBA, Benny Andersson y Björn Ulvaeus. Se estrenó en EE. UU. en el año de 1988.

Grammatikov ha sido premiado por festivales rusos e internacionales. Encabezaba el Comité del Cine Infantil en la  ex URSS, y dirigía el Festival Internacional de Cine Infantil ‘Artec’ y el Estudio Cinematográfico Central de Películas para los niños y jóvenes Maksim Gorkiy. Es también profesor de actuación en la escuela de cine ruso VGIK.

Baba Iaga, el personaje tradicional de los cuentos folklóricos rusos, es una bruja que vive en una casa con patas de gallina. Baba Iaga es el símbolo del espíritu maligno y ayuda al protagonista del cuento a llegar al mundo mágico de los muertos. La imagen proviene de la película rusa de Disney:  'El libro de los maestros'


Grammatikov está seguro de que la unión de las tradiciones del cine ruso y las nuevas tecnologías nde animación  serán un éxito. Algunos periodistas le han preguntado si no teme con esto perder la identidad rusa, pero el contestó que no. Su experiencia en el proyecto estadounidense  ‘Plaza Sésamo’, que adaptó a la idiosincracia rusa, lo prueba  pues éste se granjeó la aceptación de los padres de familia.  “El globo de la Tierra es único. Y no veo ningún peligro. Al revés, cuando los rusos se despierten y empiecen a hacer cine infantil, vamos a trabajar juntos."

Durante la época soviética se producían anualmente no menos de 30 cintas, en cambio ahora las carteleras apenas exhiben una y se producen otras tres. La falta de apoyo estatal ha mermado la industria del cine infantil , por eso el estado está convocando a  Disney y a otros estudios privados a terminar con la sequía.

Los críticos y directores rusos destacan que esto por ahora es ventajoso. El apoyo a la producción de películas para  toda la familia provenía del estado, pero con la transición hacia la economía de mercado, el cine ruso apenas sobrevivió a los tiempos duros, así que las películas infantiles casi se extinguen. Al aumentar la realización de películas de ficción rusas y sorprender con premios en festivales internacionales, los dibujos animados nacionales vuelven a ganar la atención y apreciación de los espectadores rusos, aunque no sean muchos. Por un lado, las compañías de televisión no se arriesgan a producirlas porque durante de su exhibición no hay grandes ganancias publicitarias, lo que les resulta desventajoso.

Por otro, como asegura Armen Medvédev, miembro de la Academia Rusa de las Artes Cinematográficas, durante los años de transición,  no solo en el cine, sino en todo el país, la gente perdió sus puntos de referencia espirituales, históricos y morales. “Entonces ahora el problema del cine infantil son las ideas. Siempre que leo la gran cantidad de guiones supuestamente dedicados para los niños, en el concurso que organizamos, algo puede verse luego en las pantallas pero aún son pocos.”

"Rusalka" o sirena que se sienta en los ramos del roble, esta encadenada a esperar que pase un gato que cuenta historias. Está basada en un verso del poema del escritor ruso Alexandr Pushkin. La imagen proviene de 'El libro de los maestros'

 

Los críticos destacan que en los años 90 los artistas estaban confusos por la inestabilidad general en la sociedad, la baja estimación de los valores que existían antes. No fueron capaces de formular lo que era interesante para los niños.

En la época soviética se producían 150 películas al año, 20% de ellas fueron infantiles. Ahora se producen unas 60 u 80 cintas y sólo el 3%  (una o dos películas) se dedican a los niños. En EE. UU. el presupuesto para tales cintas oscila entre los  10-11 millones de dólares, mientras que en Rusia apenas llega a los dos millones como máximo y es difícil, según los directores, conseguirlos. Los analistas afirman que en esta economía de mercado las entradas para el cine resultan caras en comparación con la cantidad del dinero que las familias rusas están dispuestas gastar en el desarrollo espiritual del niño. Se estiman que sólo 2% de las familias rusas puede gastar más de 15 dólares en ello.

La agencia de cinematografía y cultura rusa tomaron la decisión de aumentar las becas para la producción de las películas infantiles pero todavía no hay resultados. Ahora, Disney viene dar un empujoncito más.

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