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La labor de Félix Rodríguez de la Fuente aún sigue viva

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30 años han pasado ya desde que Félix Rodríguez de la Fuente (Poza de la Sal, Burgos 1928), perdiera la vida en un terrible accidente de aviación en Alaska. Dicen que ése día la 'Madre Tierra' perdió algo más que un ser humano, a un gran amigo.
La labor de Félix Rodríguez de la Fuente aún sigue viva

30 años han pasado ya desde que Félix Rodríguez de la Fuente (Poza de la Sal, Burgos 1928), perdiera la vida en un terrible accidente de aviación en Alaska. Dicen que ése día la 'Madre Tierra' perdió algo más que un ser humano, a un gran amigo.

Aunque su figura y su labor no están exentas de polémica, debido a los supuestos métodos que utilizaba, en algunos casos, él mismo se defendía diciendo “la naturaleza es salvaje”.

Rodríguez de la Fuente aportó a la sociedad de entonces un exhaustivo análisis de lo que la vida animal era. Para ello se consagró por entero a su pasión por la naturaleza, la cual plasmó fielmente en las significativas series documentales 'El hombre y la Tierra' y 'Planeta azul'. Labor que le llevó a ganar el reconocimiento internacional, equiparado con el otro gran defensor de la naturaleza, Jacques Cousteau.

Viajero incansable, recorrió todo el mundo para ofrecer, -para adentrar a los televidentes-, a través de sus pantallas, a un mundo que en aquella época era totalmente desconocido.

Empeñado en formar y concienciar a la sociedad sobre un sentimiento responsable con el rico hábitat que le rodea, hizo de su pasión por el lobo que los españoles cambiaran la visión que sobre éste animal se tenía hasta ése momento. Decir en España lobo, inmediatamente era asociado a la maldad y la ferocidad. Algo que pronto se tornó con la imagen de Félix jugando como uno más en la manada.

Su forma de ser, su forma de hablar y comunicar irán siempre ligadas a la melodía de su programa insignia 'El hombre y la Tierra'. Una serie que caló muy hondo en una España a falta de referentes de esta magnitud, que cada viernes juntaba alrededor de las televisiones, a millones de ciudadanos dispuestos a vibrar con una nueva aventura del maestro.

Sin lugar a dudas un personaje genial, hasta a la hora de su fallecimiento momento que dio paso a la leyenda. Rodríguez de la Fuente viajó a Alaska con el propósito de realizar un documental sobre la carrera de trineos arrastrados por perros, más importante del mundo.

Según se cuenta algo que sólo ocurre con los más grandes, durante el viaje antes del fatídico accidente, exclamó “qué lugar tan bello para morir”.

Ése día de marzo hace ahora 30 años, la naturaleza, los lobos y nosotros mismos nos quedamos huérfanos.

Gracias a la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, su trabajo no termina con su muerte sino que aún pervive. Nuevas ideas, nuevas aventuras pero con el mismo espíritu y objetivo, salvaguardar y proyectar su vida, obra y legado, actualizándolos a través de nuevos proyectos que fomentan la armonía entre 'El hombre y la Tierra'.

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