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Tambores con corazón de niño

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Los japoneses creen que el sonido del gran tambor “taiko” se parece al latido del corazón de una madre escuchado por su hijo dentro de sus entrañas, lo que explica por qué el tambor arrulla a los niños. Los músicos del famoso conjunto de tambores Kodo estrenaron en Moscú sus propuestas rítmicas,
Tambores con corazón de niño

Los japoneses creen que el sonido del gran tambor “taiko” se parece al latido del corazón de una madre escuchado por su hijo dentro de sus entrañas, lo que explica por qué el tambor arrulla a los niños. Los músicos del famoso conjunto de tambores Kodo estrenaron en Moscú sus propuestas rítmicas, revelando con ellas la palpitación del corazón de todo el universo.

Para los 24 miembros del conjunto una de las condiciones para guardar y revalorar el arte de la interpretación tradicional japonesa es tocar sus tambores de forma muy simple, “con el corazón de un niño”. Este principio se esconde detrás de  su nombre “Kodo”, que significa  “tambores de niños”.

Para escuchar el latido del corazón, que es también la acepción de los pictogramas que componen su nombre, los músicos emprenden viajes de investigación por todo el globo y traen el kaleidoscopio musical del mundo a su "pueblo", una comuna en la Isla Sado, baluarte y encarnación de la filosofía de su singular modo de vida.

Allí crean su música, mezclando ritmos tradicionales y composiciones modernas de algunos integrantes. Todos viven juntos en este pueblo  según el modo tradicional de Japón, tratando de encontrar la armonía entre la gente y la naturaleza.

El concepto de vida fue elaborado antes de construir el pueblo y se presenta en el ensayo de 1985, obra de uno de los miembros de Kodo, Toshio Kawauchi. Su misión les permite hacer experimentos con música no solo en provecho del  puro experimento, sino para hacer a sus tambores latir como el universo.

“Originalmente la humanidad fue parte de la naturaleza, respiraba con la naturaleza, vivía con ella”, destaca Kawauchi. “Desde que nos instalamos en Sado Island, las voces de la naturaleza – canciones de pájaros e insectos en los campos, el susurro de l viento en los árboles, las canciones de las olas que rompen frente las rocas – nos penetraron imperceptiblemente. Se convirtieron en la base para nuestra creatividad. Sado es la base para nuestra vida, porque allí hay espacio para que vivamos tanto para la naturaleza como nosotros. Como nuestras raíces penetraron más profundo en esta tierra, el plano para Kodo Village (El Pueblo de Kodo) apareció como el lugar donde podemos pensar y actuar en el nivel global.

Nuestra actividad se basará en tres conceptos: Vivir, Aprender y Crear. En el proceso de aprendizaje y creación encontraremos nuestro potencial. (…) Los tres conceptos son la expresión de la energía interior de la vida pasada “humanamente”. También se puede llamar el latido del corazón de la humanidad o el latido de corazón del universo. Al haber reconocido esta energía en cada uno de nosotros, construiremos nuestro pueblo juntos. Es el fundamento para nosotros.”

Kodo vive en su pueblo desde el año de 1988.

 

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