Los mineros consiguen recompensa por la avería

Los hulleros de la mina siberiana Raspádskaya afectada por los dos estallidos del 8 y 9 de mayo, y la posterior inflamación aprovecharon el periodo no laboral para exigir ante la administración de la localidad y de la empresa, que mejoren las condiciones del trabajo y aumenten la remuneración por su difícil y tan arriesgada labor. La réplica siguió inmediatamente por parte del gobierno provincial e incluso fue anticipada por una importante decisión del mandatario ruso.

Ya el 10 de mayo el presidente Dmitri Medvédev firmó la ley, según la cual todos los mineros que se jubilan recibirán mensualmente un pago suplementario federal, que se enumerará en 300 dólares estadounidenses. El fondo para recuperar estos gastos se formará a cuenta de las contribuciones de la industría hullera, y deberá asegurar a los operarios de los riesgos de pérdida de pensiones adicionales, en el caso de bancarrota de una u otra empresa. La jubilación estatal básica en todos casos será mayor que dicha cantidad de dinero suplementaria.

Esta medida estatal parecería muy parcial a raíz de que pocos mineros hayan sobrevivido el umbral de 60 años de edad. No obstante, eso fue el primer paso que debería estimular a los dueños de las empresas de montaña, a que suban los salarios o cambien completamente los métodos de su valoración.

En las mismas exigencias se centraban los manifestantes que se reunieron el viernes, 14 de mayo, delante de la casa de cultura corporativa denominada asímismo como la mina más grande de Rusia, Raspádskaya. Los anuncios de esa acción habían sido pegados sobre las paredes y cercos en toda la localidad. Llamaban a acudir al encuentro “para que las familias de los fallecidos y heridos en la avería no se sintieran solas”. No obstante, se congregaron sólo cerca de 300 personas.

Los participantes del mitin, los operarios y sus parientes, testimoniaron que el salario mensual del hullero que cumple las tasas de productividad individuales es de 1330 dólares, lo que no es bastante para sobrevivir con su familia en Siberia. Para lograr dichas normas de fabricación, explicaban los participantes, los operarios se tapan con bolsas plásticas, siendo propulsados por la administración, los detectores de la concentración de los gases para que la señalización no cese el trabajo. Y los que no cumplen las normas, reciben casi dos veces menos.

Muchos de los que se reunieron no estaban seguros de que les pagarán algo por el periodo de parada causada por la reconstrucción de la mina. Actualmente los ingenieros locales pronostican que se alargará, por razones de seguridad, a una semana incluso el inicio de los trabajos recuperativos.

El mismo día a esta manifestación, así como a la anterior decisión presidencial, sucedió una respuesta adecuada, aunque provisional. El gobierno regional de la provincia acordó con la administración de la empresa, que paguen a los operarios el salario medio de cada empleado durante todo el período de la estadía.

Actualmente el número de los muertos en Raspádskaya se enumera en 66 personas. 24 más están considerados desaparecidos. Como los socorristas pararon todos los trabajos de rescate por culpa del último incendio en la mina, evidentemente dentro de un corto plazo el gobierno local tendrá que incrementar la cuenta total de las pérdidas en esta catástrofe tecnógena.