El presidente saliente de BP se niega a considerarse 'el malo'
El presidente saliente de BP Tony Hayward no se arrepiente de su gestión de la catástrofe en el golfo de México, según afirma en una entrevista a The Wall Street Journal, la primera que concede tras anunciar que abandonará su cargo el 1 de octubre.
“Me he convertido en 'el malo' por hacer lo correcto”, dijo. “Pero entiendo que es más fácil para la gente difamar a un indivíduo que a una empresa”. No obstante, reconoció que algunos de sus comentarios, como el famoso “quiero recuperar mi vida”, fueron “incorrectos”.
Hayward indicó que había hecho todo lo posible desde la explosión en la plataforma Deepwater Horizon en el golfo de México, al asumir la responsabilidad por el vertido y gastar miles de millones de dólares en las obras para tapar el pozo y limpiar la costa.
“No quería marcharme de BP porque quiero a la empresa”, dijo en la entrevista, matizando que debía dimitir por esa misma razón. A partir de octubre, ocupará un puesto en el Consejo de Administración de la empresa conjunta ruso-británica TNK-BP, donde no tendrá poder ejecutivo. En BP será sustituido por Robert Dudley, el actual presidente de TNK-BP y responsable desde el pasado mes de junio de los trabajos en respuesta al vertido.
“El camino de vuelta en Estados Unidos será largo, pero creo que es alcanzable cuando salga a la luz toda la verdad sobre el accidente y la costa del golfo se recupere”, según señaló Hayward. “BP puede restablecerse más rápido en Estados Unidos sin Tony Hayward como presidente ejecutivo”, agregó.
Sin embargo, en opinión del senador Edward J. Markey, “el señor Hayward debería estar menos preocupado por reivindicarse y más por decidir lo que BP va a hacer para acabar con el drama de los hogares y empresas del golfo. Se necesitarán años de dedicación constante para el restablecimiento del golfo antes de que BP tenga la legitimidad para dedicarse al revisionismo histórico”.
Sin embargo, en el Reino Unido, donde perciben a Hayward como alguien castigado injustamente por los medios, su reputación es notablemente mejor. Los empleados lo recibieron con una ovación en pie cuando entró el miércoles en la sede de la empresa en Londres. “Si siguen aplaudiendo, voy a llorar”, dijo.
Según comentó su sucesor Robert Dudly, “es un gesto digno de un hombre que Tony quiera dimitir justo cuando las cosas empiezan a mejorar”.
Pero no todo está tan bien para el gigante petrolero. Su capitalizacón bursátil se ha desplomado, su futuro trabajo en las aguas profundas estadounidenses está en entredicho y además la petrolera afronta numerosas investigaciones y demandas por valor de miles de millones de dólares.
El presidente del Comité del Congreso estadounidense para la investigación del desastre acusó a BP en una carta de haber tomado reiteradamente decisiones arriesgadas por razones económicas y haber hecho caso omiso de las advertencias de su propio personal y de los contratistas. Hayward se negó a discutir su nivel de implicación y responsabilidad en esas decisiones antes de que finalice la investigación oficial.