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Primero piensa, después habla

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La página AskMen.com publicó la lista de 10 frases que no se recomienda pronunciar en la presencia del jefe. Según los creadores del ranquin, simplemente hay que excluir esas frases del vocabulario laboral y su carrera mágicamente avanzará.

La página AskMen.com publicó la lista de 10 frases que no se recomienda pronunciar en la presencia del jefe. Según los creadores del ranquin, simplemente hay que excluir esas frases del vocabulario laboral y su carrera mágicamente avanzará.


“! Ay!...”


Los jefes entienden un simple el gesto anímico del suspiro como si se tratara de una agresión oculta del empleado; precisamente por eso los creadores del listado lo pusieron en el primer lugar. A veces basta un solo suspiro para provocar una serie de preguntas e incluso acusaciones. “Incluso en el caso de que no pretendiera nada negativo tendrá que defenderse. Es más, todo el mundo sabe que el suspiro de por sí significa descontento y enfado”, señalan los creadores de la lista.


“Me pagan poco por esto”


En el 99% de los casos el empleado, al decir esto, cometerían un error. Todo eso porque la frase representa una justificación para no trabajar. La respuesta más probable a esa frase sería: “¡Entonces vállase y busque otro trabajo para poder realizar su enorme potencial no realizado!”. “La frase 'no me pagan por esto' o 'no me pagan suficiente' sólo puede provocar el enfado de su jefe, le entenderán solo aquellos que creen que usted tiene razón, por ejemplo, su madre”.


“Que bien que me lo pasé anoche”


Probablemente simplemente recuerda su noche del día anterior sin sospechar que el jefe ya entendió la razón de porque no puede cumplir las tareas que tiene. Las conversaciones así, además, pueden hacerle pensar que para el empleado no hay límite entre el trabajo y la vida personal y que, probablemente, usted es una persona desenfrenada. Por lo tanto, no vale la pena encargarle proyectos importantes.


“Voy a agregarle como amigo en 'Facebook'”


“¡No, ¡jamás! Y si usted no lo entiende lo más probable es que su jefe se decepcione”, aseguran los creadores del ranquin. Una propuesta semejante puede hacer a su jefe sentirse incómodo. Podría ser poco inteligente y aceptar la propuesta, pero sería mejor para todos si la rechaza. Eso no significa que no pueda charlar con él en una de las fiestas corporativas, no obstante, las redes sociales no van abrirán las puertas a su vida privada.


“¡Esto es tan fácil!”


Una frase así puede ser no aceptada por su jefe, y si la pronuncia con un tono displicente seguramente provocará su enfado. Incluso si el empleado quiere demostrar que esa tarea es fácil de cumplir, el jefe seguramente traduciría la frase así: “Si todo aquí es tan obvio. ¿Cómo puedes ser tan tonto?”.


“Ya hice todo. ¿Esto le sirve a alguien?”


Al hacer una pregunta así usted pone en duda la necesidad de su trabajo, lo que es igualmente desagradable tanto para usted como para su jefe. No fue casual concederle tanto tiempo para el cumplimiento de la tarea, su jefe lo hizo para protegerse de los posibles errores.


“Esto no me incumbe directamente a mí”


Es que muchas cosas con las que están ocupados los empleados a lo largo de todo el día, no entran en su instrucción laboral, por ejemplo, la correspondencia con los amigos o el pasatiempo sin fin alguno en Internet. Sin embargo, es difícil encontrar a una persona que no lo haga. Esto quiere decir que si el jefe le pide cumplir una pequeñez, no hay para que esgrimir inmediatamente sus derechos y obligaciones.


“No es mi problema”


Lo primero, esta frase de todos modos testimonia la presencia de un problema determinado, y lo segundo, es que su colega o su jefe de verdad necesita ayuda. Por eso, mejor no destacar una vez más su aislamiento del colectivo, sino tratar de ayudar sin palabras vanas.


“¿Y es todo lo que pueden hacer?”


Palabras de este tipo pueden referirse a lo que sea: empezando con los nuevos teléfonos en la oficina y terminando con los platos ofrecidos en una fiesta de la empresa. No obstante, esta frase dice a su director que usted está desilusionado y no aprecia los esfuerzos emprendidos para mejorar las condiciones del trabajo.


“Es imposible cumplirlo”


Esta es una de las frases que señala al jefe que su trabajador no aplica los esfuerzos correspondientes, o posiblemente, es indiferente a lo que hace. Por eso, es mejor no negarse a la tarea sin siquiera haber pensado en cómo resolver el problema.

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