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Un expreso liberado por las tropas de la URSS evoca el horror de un campo de exterminio nazi

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El horror del nazismo es una herida que aún permanece abierta entre los supervivientes de la Segunda Guerra Mundial. Conozca la historia de Freddy Schreiber, uno de los miles de judíos rescatados de un campo de concentración por el Ejército soviético.
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Freddy Schreiber, de 85 años y residente en Venezuela, es uno de los pocos supervivientes que aún puede contar las torturas a las que fueron sometidos en los campos de concentración nazis. Ahora, cuando se cumplen 70 años de que fuese rescatado por el Ejército soviético de un campo de concentración a finales de la Segunda Guerra Mundial, Freddy considera necesario abrir heridas y contar su historia para que el horror del fascismo no se repita nunca más.

Freddy tenía apenas diez naños cuando fue llevado por los nazis desde Viena hasta el campo de concentración de Terezin en la República Checa. "Llegamos a Terezin con mi papá, mi mamá, mi hermano pequeño y yo. Al separarnos, mi hermano tenía cinco años. Inmediatamente lo separaron de nosotros, nunca más llegamos a verlo, solamente sabemos que falleció. Mi papá fue a otro sitio y yo estuve con mi mamá una semana y luego también me separaron de ella", cuenta el sobreviviente.

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A partir de entonces, Freddy fue obligado por los militares nazis a realizar trabajos forzados en el campo de concentración: lo sometieron a recoger vidrios rotos, cargar madera, cosechar para alimentar al ejército fascista y finalmente trasladar urnas del crematorio en un campo de concentración que sirvió al Ejército nazi como prisión temporal antes de enviar a sus víctimas a Auschwitz y a otros campos de exterminio. "La tortura fue frío sin ropa, el miedo de que nos fueran a enviar a Auschwitz y el hambre; el hambre fue la tortura más grande. No había comida", relata.

"El peor recuerdo fue que una vez yo caminé y vi de lejos a mi papá. Él era un hombre de 1,79, cuando lo vi era un palo. Pesaba 53 kilos, me conto él después. Lo vi con una paila pequeña y le habían dado sopa. Ese recuerdo, esa imagen, nunca se me va a quitar de ver a mí, como mi papa sufriendo por hambre". 

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La historia dio un giro sorpresivo en la primera semana de mayo de 1945, cuando el Ejército soviético derrotó al Ejército nazi y logró rescatar a los miles de judíos, gitanos, comunistas y prisioneros de guerra soviéticos que mantenían encerrados en los campos de concentración. Tan sólo en Terezin, más de 140.000 personas de diversas nacionalidades fueron confinadas en ese campo de concentración. Aproximadamente, unas 33.000 personas murieron y 88.000 fueron llevadas a otros campos de exterminio. Cuando llegaron las tropas soviéticas aún quedaban más de 17.247 supervivientes. 

"Cuando se acercó el Ejército ruso, nos iban a llevar a todos para abajo, en la fortaleza, y abrir el río para ahogarnos a todos. Pero gracias a dios el Ejército ruso fue tan rápido que no tuvieron tiempo. Luego pusieron alrededor del campo cañones e iban a tirar granadas para matarnos. Pero ni para eso había tiempo ya, porque rusos avanzaron con paso agigantado. Por eso yo estoy tan agradecido con el Ejército ruso. Que yo esté sentado hoy aquí es solamente gracias al Ejército soviético, no hay duda sobre esto", sentencia Freddy.

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