Miles de refugiados de Kirguistán deciden volver a sus casas
Miles de refugiados uzbekos huidos de Kirguistán, convulsionado por la ola de violencia que estalló en el sur del país, deciden volver a sus casas destruidas para conocer la suerte que corrieron sus familiares.
El Gobierno provisional de Kirguistán advierte de que el conflicto étnico al sur del país, que ya se ha cobrado 251 vidas, podría desencadenar una gran guerra centroasiática.
Sin embargo, miles de refugiados uzbekos, separados de sus familias, desean cuanto antes regresar a sus hogares destrozados.
"Ancianos junto con dirigentes de distritos se reunieron con refugiados concentrados en la zona de la frontera uzbeco-kirguisa y les pidieron que regresen a casa", informaron hoy en el servicio de prensa del Gobierno provisional de la república. Según sus datos, las autoridades locales prometieron a los refugiados prestarles ayuda en la recuperación, particularmente, casas y automóviles. "Los refugiados se conformaron con regresar si se les garantizaba la seguridad", se indica.
Actualmente en Jalal-Abad se encuentra la presidenta del Gobierno interino del país, Rosa Otunbaeva, que recorre hospitales locales con víctimas de los desórdenes.
Además, el informe de la Oficina de la ONU de Coordinación de Asuntos Humanitarios también confirma hoy que la mayoría de los refugiados de Kirguistán, que se encuentran en los campamentos de refugiados en Uzbekistán, "han expresado el deseo de regresar lo más pronto posible a la Patria".
La misión de evaluación de la Oficina de la ONU ha visitado cinco campamentos de refugiados de Jalal-Abad. De acuerdo con los datos de la misión, el número total de refugiados registrados en los campamentos de Uzbekistán constituye 75.000 personas, 35.000 de las cuales han formalizado oficialmente los documentos para regresar a Kirguistán.
Al mismo tiempo, según destaca la mencionada Oficina de la ONU, en la frontera permanecen muchas personas que desean pasar al territorio de Uzbekistán.
Miles de refugiados en los campamentos desplegados en la zona fronteriza de Uzbekistán están atormentados por no conocer el destino de sus familiares y ansiosos por reencontrarse con sus familias.
La Oficina de la ONU señaló que la "reacción de las autoridades de Uzbekistán a la situación crítica había sido muy organizada y los refugiados tienen todo lo necesario". La asistencia médica está bien organizada, en los puestos de asistencia existen todas las condiciones para el tratamiento de los pacientes con heridas leves.
Mientras tanto, se dice en el documento de la ONU, "los campamentos de refugiados en Uzbekistán necesitan recursos adicionales de víveres, agua, sangre, prestación de asistencia médica".
Los disturbios en Osh se iniciaron la noche del 10 al 11 de junio. Al día siguiente los desórdenes se extendieron a la vecina región de Jalal-Abad. En la zona del conflicto se decretaron el estado de excepción y el toque de queda.
En el sur fueron concentradas unas fuerzas adicionales del Ministerio del Interior, del Ministerio de Defensa, de las tropas del Interior y destacamentos de milicianos. Durante la confrontación, 251 personas perecieron y alrededor de 2.100 acudieron por ayuda médica.
Conforme a diversas estimaciones, entre 40.000 y 110.000 personas abandonaron el territorio de Kirguistán durante los desórdenes y se refugiaron en el territorio de la República de Uzbekistán. En su mayoría son mujeres, ancianos, niños y heridos.
Además, alrededor de 200.000 personas se fueron de Osh y Jalal-Abad a otras regiones de Kirguistán. Ahora más de 10.000 refugiados ya han regresado a la república.