La extraña propuesta para convertir un pequeño país africano en el nuevo Kuwait

Según informa el periódico 'The Guardian', en 2008 una delegación oficial de las Comoras, un Estado insular del Índico a 322 kilómetros de la costa oriental de África, partió hacia Kuwait, donde teóricamente encontrarían la solución a la trágica situación económica del país.

Anteriormente ese mismo año un empresario árabe que visitaba la zona con frecuencia había hecho al Gobierno de las Comoras una extraña propuesta: vender ciudadanías comorenses para recaudar fondos. Argumentaba que en Oriente Medio había una gran demanda de pasaportes: por un lado a los empresarios ricos de la región les resulta más fácil viajar y hacer negocios en el extranjero cuando tienen dos o tres nacionalidades. Por el otro, en la península Arábiga hay etnias apátridas que con mucho gusto obtendrían cualquier nacionalidad que se les ofreciese. Se trata de grupos como los beduinos, que en el momento de la formación de los Estados de Golfo no se registraron y a los que posteriormente se les negó la nacionalidad, o que simplemente no pueden obtenerla por las políticas racistas de los Gobiernos de sus países.

El entonces presidente de las Comoras, Ahmed Abdallah Mohamed, vio en la propuesta del empresario kuwaití la única salida para el problema económico de su país. Sin embargo, el resto del Gobierno no compartió su entusiasmo y a la hora del voto en el Parlamento no apoyó la iniciativa, que veía en la venta de pasaportes comorenses un pacto con diablo, sinónimo de vender una parte del alma de la nación.

No obstante, los kuwaitíes no cejaron en su empeño e insistieron en la idea de sacar provecho de la desesperación de los comorenses. Dos meses después de esa negativa volvieron a dirigirse a las autoridades del país insular y les propusieron llevar a cabo una "misión de investigación" que podría ayudarles a encontrar en algún país del Golfo la solución a sus problemas financieros. Esta segunda propuesta finalmente convenció al Gobierno del país africano de que debía aprovechar el apoyo económico ofrecido por Kuwait y, sobre todo, las inversiones extranjeras que podrían convertir las Comoras en un país equiparable a las vecinas Mauricio, Reunión y Seychelles, islas paradisíacas que atraen al turismo de lujo.

Tras múltiples series de negociaciones e investigaciones, en 2014 Comoras finalmente empezó a vender ciudadanías a empresarios kuwaitíes y a miembros de etnias apátridas de la región del Golfo. Sin embrago, hasta el momento los comorenses han ganado muy poco con la iniciativa y todavía esperan el cumplimiento de la promesa de los empresarios del Golfo de convertir las islas en un nuevo y floreciente Kuwait.