La Ambulancia Teatral de Muñecos del Bolshoi

La magia de los muñecos se triplica cuando miran directo a los ojos de la persona. Así captan su atención y hasta logran ayudarles a resolver problemas, como, por ejemplo el miedo. En esto radica la maestría de un titiritero que manipula el muñeco mientras cuenta una historia.

La tradición de los títeres varía dependiendo del país, pero las historias de los representantes de Rusia, Israel, Francia e Irán, que contarán durante el Primer Festival Mundial de Escuelas de Titiriteros, siguen teniendo la misma influencia positiva y hasta terapéutica para los espectadores. Del 26 de agosto al 4 de septiembre se podrá admirar lo mejor de este arte tan original, así como aprender a hacer y manejar sus propios títeres. Como los Juegos Olímpicos, se espera que este festival se realice cada cuatro años, así la primera edición se celebrará en San Petersburgo, Rusia.

“El Concierto para los Dioses” es el espectáculo de la Escuela Central de Habla y Drama de Londres que muestra el proceso de “vivificar” trozos de basura. El titiritero británico Nenagh Watson lo llama “animación efímera” y con ella muestra cómo el paquete de plástico puede bailar gracias al viento y como “viven” las bolas de futbol, un “ yo-yo” y otros objetos.

Además de ocupar las plazas y  teatros, los muñecos entrarán en los hospitales infantiles para “medir las sonrisas con termómetros de oreja hasta oreja”, lanzar “burbujas de valentía” y causar carcajadas con un martillito mágico.

Las unidades de medición de la sonrisa, a cargo del “doctor” Luka Lukich son singulares: “metros en cubo”, “centímetros en globo”, “grados por milímetro en cubo”. Con un abanico quita la temperatura y con un martillo mágico busca las risas perdidas dando golpes ligeros por diferentes partes del cuerpo. Al “encontrar” la carcajada, el martillo suelta burbujas y empieza a reír. La risa es una medicina que  debe tomarse dos veces al día, prescribe.

Luka Lukich es un muñeco creado por Alejandro Grez, jefe del teatro ‘El Belén Vagabundo’ y la actriz y psicóloga Larisa Sokolova, para ayudar a los niños que sufren de un shock o estrés, esperan una operación o su ingreso al hospital. Además, los niños hospitalizados se sienten solos y creen que los que les rodean les harán daño. Así, Luka Lukich, un muñeco del tamaño de un chico y manejado por un actor-psicólogo, visita a los enfermos en sesiones individuales y logra animarlos. A veces es el único que consigue mejorar la capacidad del niño para confrontar el dolor y el miedo.

Pero no siempre. La influencia del muñeco se termina en la frontera del juego y la vida. Llega el momento en que la necesidad del muñeco acaba ante la inminencia de la muerte. Al enfrentar esta situación por primera vez, los creadores  estaban desorientados. Cuando la muerte está cerca, se abre una esfera de conocimiento tan profunda donde no hay lugar para las metáforas del juego con sus términos irreales. En cambio, cuando existe la esperanza de vida, el juego es muy orgánico para el niño que agotado por los duros tratamientos puede expresar toda su agresión o amor, inyectar, o abrazar con todas fuerzas a Luka Lukich.

Luka Lukich es integrante de “La ambulancia teatral”, un proyecto que acoge actores, escritores, poetas y músicos. En el Primer Festival Mundial de Escuelas de Titiriteros el papel de los risaterapeutas lo  interpretarán artistas del Teatro Bolshoi de Muñecos, presentando un espectáculo musical en el poblado Pesochnoe, donde hay niños con enfermedades oncológicas. Durante tales misiones los actores visitan muchos hospitales de la ciudad, tocan música en las salas pequeñas del lugar y también llegan a las cámaras donde están los niños y adultos incapacitados. Entre los participantes estarán el teatro de las manos “Handmade theatre”  y Terem-Kvartet.

En general, las obras del festival mostrarán las tendencias del teatro moderno. A los espectadores les esperan experimentos con  plásticos y sufrimientos psicológicos “según Stanislávski”. Los titiriteros de todo el mundo ofrecerán clases maestras. El 1 de septiembre, el Día de Conocimiento, cuando los alumnos y estudiantes de Rusia empiezan su nuevo año de estudios, en las plazas de la capital boreal actuarán los teatros de calle.