Chávez quiere un pueblo con las armas en las manos

El presidente venezolano Hugo Chávez exigió que las milicias se conformen más intensamente en todo el territorio del país y que se armen. Los destacamentos regionales de este tipo integrados por miembros de instituciones públicas, universidades o empresas estatales existen en muchas localidades, pero no corresponden a la letra y el espíritu del decreto-ley que los había fundado en 2005, consideró el mandatario.

El dirigente reanudó tras la finalización del período electoral su programa dominical 'Aló presidente' de radio y televisión. Y el tema actual clave para desenvolverlo en vivo le sugirió el mismo centro agrícola socialista de donde se realizó la emisión del programa. Mientras llegaba al lugar, el mandatario observó a una cantidad limitada de los miembros de la Milicia Nacional Bolivariana que patrullaran la zona, y se dio cuenta de que estos no estaban armados.

Con este motivo Chávez hizo un llamado para que los miembros de la milicia popular reciban armas. Advirtió que deben constituir una fuerza equipada y bien adiestrada, según lo exige la directriz que estableció las normas de su existencia. Y mientras se quejaba de que no se haya avanzado en su creación en los últimos años, también puso en ridículo el cuerpo de seguridad desarmado como una práctica vigente.

“¿Quién ha visto una milicia sin armas?” se preguntó el mandatario en vivo. “Aquí hay demostración más —exclamó— de que no estamos haciendo lo que hay que hacer y lo que está en la ley: las milicias territoriales”. Señaló que deben estar conformadas por “los productores, campesinos, los trabajadores” de los centros socialistas, porque este “es el pueblo con las armas en las manos”.

Aunque la convocatoria de las milicias no está prevista en la Constitución Bolivariana de 1999, en el estatuto de la Fuerza Armada del país figuran como un “Cuerpo Especial, organizado para materializar el principio de corresponsabilidad ciudadana y tiene como objetivo principal, interactuar con la sociedad en su conjunto, para la ejecución de la defensa integral de la Nación”. El decreto-ley establece su misión, enumera asimismo sus funciones y atribuciones, dejando al Ejecutivo la determinación de su organización administrativa y operacional.

Paradójicamente los documentos estipulan solo la interacción inmediata de las milicias en exclusiva con el mando militar al que se subordina, al tiempo que sus funciones de hecho más corresponden al destino de la policía o la guardia civil en distintos países que no suelen apelar a los voluntarios del pueblo para resolver las cuestiones de mantenimiento del orden público.