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Leonard Cohen: un maestro en el Kremlin

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Leonard Cohen mostró en el Palacio del Kremlin que una persona de 76 años con un sombrero hasta los ojos puede mantener en trance a todo un público durante tres horas, destacó el corresponsal de RIA Novosti.
Leonard Cohen: un maestro en el Kremlin

Leonard Cohen mostró en el Palacio del Kremlin que una persona de 76 años con un sombrero hasta los ojos puede mantener en trance a todo un público durante tres horas, destacó el corresponsal de RIA Novosti.

Lo que pasaba en el escenario no se parecía a un show en su sentido moderno: no habían efectos especiales, sólo proyectores; el vestuario consistía en serios trajes oscuros; los músicos estaban de pie o sentados en sus lugares, y sólo bailaban un poco. Cohen apenas alternaba el eje vertical, aunque de vez en cuando se ponía de rodillas.

A pesar de esto, nadie podía quitar los ojos del escenario. Las pantallas transmitían la imagen de un hombre que lleva los razgos bruscos de un héroe del viejo 'film noir'.

La comunicación con el público y el cantante fue sutil. Apenas luego de un pequeño saludo, empezó con ‘Dance Me to the End of Love’ y solo casi ya terminando el primer acto, después de ‘Waiting for the Miracle’ dijo que “le gusta mucho estar en esta ciudad, donde aspiraba mucho venir”.

En una de sus entrevistas de 2009, el artista que pasó cinco años en un monasterio budista afirmó que la vida en gira es muy parecida a la del monje, condenando a privaciones, pero estimulado a la concentración. En general, daba la impreisión de que, mientras hablaba de Moscú, pensaba más que nada en lo eterno, en el lugar donde lo puso el destino.

“Todos nosotros debemos recordar que es una suerte estar en salas bonitas, cuando en muchas partes del mundo reinan el sufrimiento y el caos”, concluyó Cohen y pasó a otro éxito, ‘Anthem’ del disco ‘The Future’.

Al final del primer segmento, el artista se quitó el sombrero frente a sus músicos, muchos de los cuales lo acompañan hace ya 30 años. Para cada uno encontró una fórmula elogiosa. Así, el percusionista Rafael Gayol se convirtió en “el príncipe de los tambores”; el tecladista Niel Larsen, en el “músico de los músicos”; el saxofonista Dino Soldo, en “el maestro insustituible”; las vocalistas The Webb Sisters, en “insuperables”.

Luego se escondió al galope, mientras los espectadores se quedaban pasmados ante esa voz profunda del canadiense, que resonaba en cada persona de la sala, en su precioso rostro de 70 años. El corresponsal de RIA destaca que, en comparación con otros artistas de mucho mundo que actuaron en estos años en el escenario del Palacio de Kremlin, el envejecido Cohen parecía más orgánico, como si estuviera hecho especialmente para esta edad.

“Gracias a todos, que no huyeron”, expresó en su segundo acto, después de cantar ‘Tower of Song’. Es la canción que Bono y Elton John entre otros cantaron en su honor en un disco tributo.

El cantante no dejó en ningún momento el escenario, solo a veces se retiraba a la sombra, acercaba su sombrero más a los ojos, quedando bajo la luz de los proyectores uno de sus músicos. En las primeras butacas, lo observaban tanto los directores y productores rusos más famosos, así como varios cantantes, para quienes el concierto fue un ejemplo de verdadera maestría.

Éxito por éxito, ‘Suzanne’, ‘Avalanche’, ‘Sisters of Mercy’, ‘The Gipsy's Wife’, se mostró sentimental durante ‘Feel So Good’ y ejecutó un espectáculo especial durante ‘I´m Your Man’.

El momento culminante llegó con ‘Hallelujah’. En un cuplé hizo una reverencia para los moscovitas, y dijo palabras sobre el logro de llegar al Kremlin. El bis fue ‘So Long, Marianne’.

Algunos espectadores afortunados habían dejado sus puestos y se reunieron al lado del escenario. En vez de fuegos de encendedores, prendieron las luces de sus iPhones.

“Queremos profundamente cantar toda la noche, pero, desgraciadamente, el sistema entero de prohibiciones nos obstaculiza. Así que les cantamos la obra final, ‘Closing Time’. Oí que aquí a la gente le gusta beber mucho. Pero el bar se clausura, el barman limpia las mesas y levanta las sillas. Y nosotros les deseamos buen camino hacia sus casas, felicidad y consuelo en la soledad, y que el invierno no sea muy frío”, dijo Cohen.

Durante esta plática alguien ya secaba sus lágrimas, alguien trataba de bailar. Muchos entendían que Cohen, que volvió al escenario en 2008, tras 15 años de pausa, tendrá la posibilidad de hacer otra gira mundial más.

A la salida, alguien en la cola murmuraba ‘Famous Blue Raincoat’, una canción que, en fin, el canadiense no cantó.



 

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