Respaldo al aborto puede costar el mandato a Dilma Rousseff

Dos principales iglesias brasileñas rechazan a la candidata oficialista ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales por culpa de su respaldo al derecho al aborto. Así los clérigos católicos como los evangelistas de altos rangos desaprobaron a Dilma Rousseff como probable jefa de la nación cristiana más numerosa de América del Sur.

No hace tiempo José Serra, entonces ministro de Salud, fue rígidamente criticado por introducir en el servicio público la llamada 'píldora del día siguiente': anticonceptivos de emergencia femeninos para prevenir los embarazos no deseados durante las 72 a 120 horas después de haber tenido relaciones sexuales sin protección. No obstante, ahora su antiguo crítico, el obispo de Sao Paulo, Luiz Bergonzini, exhorta: “Entre dos males, el menor”, refiriéndose a la difícil opción que tendrán que hacer los electores brasileños el 31 de octubre.

Varios expertos aseguraron que fue la segunda comunidad cristiana más numerosa del país, de las iglesias evangélicas o pentecostales, la que le retiró sus votos a Dilma en la primera vuelta. A última hora optaron por la candidata ambientalista Marina Silva como una creyente de la Asamblea de Dios, colectivo religioso que integran 8,5 millones de fieles.

Los medios de comunicación brasileños compiten en la reproducción reiterada de las palabras de Rousseff dichas en 2007 en una entrevista a Folha de Sao Paulo, en favor de la despenalización del aborto. Entonces explicó su posición por tratarse de “una cuestión de salud pública” y no de “fuero íntimo”. En ninguno de sus apareciones en público, ni en los materiales de propaganda no volvió al tema ni repitió las afirmaciones antes realizadas. Pero tampoco indicó de que hubiera podido cambiar de opinión al respecto.

Muchos expertos han pronosticado, en este sentido, que de este modo la batalla puede favorecer a Serra, debido a que el tema del aborto es muy significativa en el sistema de valores de la sociedad brasileña. Ya en la recta final del primer turno, éste se convirtió en una piedra obstáculo para el avance de Rousseff a la victoria decisiva en la carrera electoral, mientras la propia candidata ha preferido no enfatizar este punto de su ideario. Ante las preguntas directas en plena campaña se manifestó que “ante todo está a favor de la vida”.

Para colmo, el 5 de octubre, durante una reunión postelectoral con sus aliados, cuyo contenido se filtró a la prensa local, la propia candidata del Partido de los Trabajadores admitió que no había tenido en cuenta el peso “de las fuerzas conservadoras” que hicieron duras campañas en la red por este asunto. Confesó que le sorprendía que los valores religiosos contribuyeran tanto a la pérdida de electores.

Actualmente el aborto en Brasil está autorizado en casos de peligro de muerte para la madre y cuando el embarazo fue resultado de una violación. Eso no impidió al obispo de uno de los estados norteños de la República ex comulgar a todo un equipo médico y a una madre por someter a su hija de 9 años a un aborto de gemelos, siendo el embarazo un resultado de una violación salvaje por parte del padrastro.

Pese a las restricciones severas y la presión del clero, el número anual de interrupciones clandestinas supera un millón desde 2005. El problema provoca muertes y situaciones de riesgo médico y social, sobre todo para las mujeres más pobres que no pueden pagar clínicas clandestinas para abortar.

No es la primera vez que dicho asunto influye en las elecciones brasileñas. En 1989, Lula perdió las presidenciales, según insinuaban unos, en parte porque fue acusado de haberle pedido a una ex compañera suya que abortara.