LA ODISEA EN EL NORTE DE CHILE
No me sorprendió en absoluto cuando uno de los 33 mineros chilenos rescatados desde las profundidades de la tierra donde permanecieron por más de dos meses llegó entero, sonriente, valeroso y haciendo bromas a quienes les esperaban. Y es que los nortinos en Chile somos así. Y digo "somos" porque ahora que estoy en Moscú, Rusia, al otro lado del mundo respecto de Chile, no he olvidado que nací en esa zona de las minas en la Tercera Región, en la ciudad de Vallenar, a pocos kilómetros de donde se ha escrito esta odisea que tiene como protagonistas a 33 hombres, 33 chilenos, 33 nortinos.
Mi papá, recorriendo en camión esos lugares, me enseñaba cómo era el desierto nortino, lo que había que hacer para no perderse, cómo encontrar agua y en esos recorridos, una vez estuve muy cerca de la mina San José que ahora todo el mundo conoce. Pero además esos viajes me dieron, por sobre todo, la oportunidad de conocer a los mineros, a esos hombres de rostros curtidos por el sol, de manos con las durezas que deja el barreno pero con un corazón de oro, el optimismo a flor de piel y dispuestos a demostrar que el valor no es algo que se escribe sobre un papel sino que se demuestra cada momento del día o de la noche. Yo era 'cabro chico' cuando me sentaba junto a ellos por las noches alrededor de una fogata para escuchar sus leyendas y aventuras. La aventura, el riesgo, el "entrar a la mina sin saber si vamos a salir" era su rutina. Y el valor es para estos hombres un hermano gemelo de la solidaridad.
Hoy soy un agradecido de pertenecer a la aldea global, porque desde Rusia, como todos los chilenos afincados en estas tierras lejanas, he seguido paso a paso a través de la página web de RT y por las ediciones electrónicas de los diarios chilenos 'El Mercurio' y 'La Tercera' cómo día a día se escribía un capítulo más de esta historia que, sin lugar a dudas, ha superado la imaginación de cualquier osado guionista de Hollywood. Y es que esta historia de la vida real ha tenido todos los argumentos que hacen que el espectador esté en ascuas de principio a fin. Pero por sobre todo, tiene emoción. Porque aquí se superaron diferencias para trabajar con un solo horizonte, rescatar a esos hombres desde las entrañas de la tierra.
Me imagino cómo se habrán sentido todos —sin excepción— mineros compañeros de los rescatados, expertos en seguridad, periodistas, policías y el presidente Sebastián Piñera. Con seguridad que el corazón en esos momentos latió más aprisa, porque estaba culminando una espera de 69 días. ¡69 días bajo tierra!... y llegaban sanos y salvos a la superficie. Y me imagino esa emoción porque los chilenos que estamos en Rusia también nos emocionamos cuando vimos las escenas del rescate, se nos estrechó un poco la garganta y tuvimos que carraspear varias veces para despejarla. Y es que a pesar de que uno esté tan lejos... ¡Puchas...! Es su país, su tierra, su gente, son chilenos como uno que aquí en Rusia estamos comenzando a sentir los efectos del ya cercano invierno.
Precisamente por ser nortino es que me precio de pertenecer a esa tierra y de conocer un poquito más a los nortinos, especialmente a los mineros nortinos, a esos hombres valientes, osados 'corajudos' como se diría en Chile, que día a día retan a duelo a la muerte, al peligro y a los riesgos y, la mayoría de las veces, salen victoriosos de esos desafíos y nadie conoce de ellos.
Estos 33 son de ese tipo de hombres. Y es que la valentía, el coraje del minero chileno no tiene edad. Jimmy Sánchez tiene 19 años de edad y trabaja en la ahora mundialmente famosa mina San José para pagarse sus estudios. Mario Gómez, tiene 69 años, y sigue en la brecha del trabajo diario.
Cuando se comenta que esto ha sido una noticia mundial, no me pueden calificar de ser excesivo en mis apreciaciones y la prueba de ello es que más de mil periodistas de todo el mundo... ¡de todo el mundo! Están aún en la mina San José cubriendo cada instante de esta historia conmovedora. Y un antecedente más, las páginas de diarios de todo el mundo como 'The New York Times', 'The Washington Post', 'The Times' de Londres y los diarios de Rusia, España, Alemania, Italia, etc. consignan en sus páginas la culminación de esta odisea que tiene 33 protagonistas.
Cuando escribo estas líneas, las tareas de rescate están en pleno desarrollo. Los mineros se abrazaron a sus esposas y sus hijos. Han pasado más de dos meses desde que José Ojeda escribió en un papel "Estamos bien en el refugio los 33". Desde entonces comenzó una carrera maratónica para su rescate. Y la noticia de que 33 hombres chilenos estaban atrapados en las profundidades de una mina en el desierto chileno estalló una vez en las salas de redacción del planeta y todos comenzaron a mirar hacia Chile y a buscar en algún mapa dónde, en qué lugar del mítico desierto chileno, el más árido del mundo, estaba esa mina San José que había casi devorado a 33 trabajadores y ahora los devolvía sanos y salvos.
Hoy George, un veterano del periodismo y que es la 'voz oficial' de la edición en inglés de RT me detuvo a la entrada del canal y me dijo: "Felicitaciones Marcos! Felicitaciones para los chilenos que han rescatado a los 33 mineros!". George es un veterano de las comunicaciones y sin embargo noté emoción en su voz. Y es que episodios como éste, casi no se producen... Sólo los imaginan los guionistas de cine... y esta vez ellos también se quedaron cortos. Aunque el final es el que todos deseaban. Un final feliz.
Cuando vaya de visita a Chile me gustaría decirles: "Muchachos, los invito a un trago de pajarete. Brindemos por ustedes..." Será una forma de responder a la emoción que enviaron desde el desierto de Atacama, Chile, hasta Moscú, Rusia.
Hoy, cuando me vaya a casa, me iré caminando por las calles de Moscú, pensando en los mineros y me sentiré orgulloso... ¡Y es que soy chileno...! ¡Soy chileno y soy nortino!
Marcos Borcoski