Japón abre las puertas de su patíbulo a los periodistas por primera vez

Por primera vez en la historia de Japón los periodistas tuvieron acceso al recinto para los condenados a la pena capital y también pudieron contemplar la sala de ejecuciones.

A los reporteros les permitieron visitar cinco habitaciones, incluida una capilla, el lugar donde se anuncia al condenado la ejecución, el lugar donde se realiza ésta en la horca y otro recinto con tres paneles de control desde los que se maneja la trampilla de la sala de ahorcamientos.

Después de anunciarle que la ejecución va a tener lugar, se le ponen las esposas al reo y se le vendan los ojos. Cuando le ponen la cuerda en el cuello, se abre una trampilla en el suelo desde la habitación de control. Hay tres paneles manejados por tres empleados, ninguno de los cuales sabe desde qué panel se accionó realmente el resorte que abrió la trampilla.

Hasta ahora sólo los parlamentarios podían asistir a las ejecuciones y lo hacían sin derecho a tomar fotos o grabar videos.

El permiso de visitar uno de los siete lugares de este tipo fue expedido por el ministro de Justicia, Keiko Tiba, que se opone a mantener la pena capital en el país. A finales de julio se efectuaron dos ejecuciones, a las que asistió personalmente el ministro. Actualmente 107 personas esperan su ejecución en las cárceles. En Japón la medida se aplica normalmente en casos de múltiples homicidios. Anualmente se llevan a cabo unas diez ejecuciones. Un condenado puede llevar años esperando la ejecución, pero se le informa de que ésta va a tener lugar sólo el mismo día en el que se va a producir.

Según los sondeos realizados a principios de este año, más del 85% de los japoneses creen que la pena de muerte es necesaria en ciertos casos.