Moscú aloja la XXIII Feria Internacional de Libros
En el inicio del año escolar, Moscú celebra la semana de la Feria Internacional de Libros. Por 23 vez consecutiva, será alojada en las salas del Centro Panruso de Exposiciones (VVTs son sus siglas en ruso).
La Feria de Moscú cuenta ya sus 33 años de edad (la primera edición tuvo lugar en septiembre de 1977). Durante sus primeros 20 años se celebró cada dos años, pero en 1997 (año de la décima Feria) se convirtió en un evento anual.
Los organizadores esperan que en 2010 sus pabellones resulten más visitados que nunca, debido al mal tiempo que hace en la calle. Es más que probable que las lluvias y los fríos casi invernales, que sustituyeron en la capital rusa la reciente temporada de calor insólito e incendios forestales, hagan a la gente buscar refugio en las salas techadas de la Feria.
Las obras expuestas a la venta permiten trazar las tendencias en la edición de libros e impresión. En un área de 30.000 metros cuadrados, serán presentados más de 200.000 titulares, provenientes de 1.500 casas editoriales de 56 países del mundo.
En la época de la crisis financiera, la mayoría prefiere invertir todavía en oro: elige publicar las piezas más destacadas 'del oro' de la literatura mundial y usar unos motivos algo 'anacrónicos' también en el diseño, poniendo hilas del material precioso en las cubiertas, por ejemplo.
Sin embargo, no es poca la oferta experimental en Rusia: al lado de las formas clásicas de la impresión, aparecen representados sus rivales más serios: los libros electrónicos y de audio. En este área, una de las atracciones principales será la demostración de la tecnología de 'libros a petición': un archivo que se transmite momentáneamente por Internet y se imprime localmente en una tipografía digital. Con ellos, un aficionado puede obtener su tesoro todavía caliente.
Se nota que la Feria busca satisfacer todos los gustos: al lado de las obras de los maestros del comunismo, están las memorias de los disidentes soviéticos, las enciclopedias, los diccionarios, las novelas de ficción, las amorosas, las de autores nacionales y extranjeros.
Guenadi Kuzmínov, jefe del centro de prensa de la 23º edición de la feria, comenta que, sorprendentemente, el líder de ventas este año no es la literatura rosa o de detectives, sino los manuales de economía. Por lo visto, los rusos optaron por remediar la crisis financiera global a nivel personal, lo cual provoca un crecimiento muy alto en este sector del mercado bibliográfico.
El evento ofrece también una sección dedicada a la literatura para niños. Los autores nacionales más populares presentan aquí a los pequeños aficionados sus últimas obras. Los niños gozan también de una comunicación 'en vivo' con sus personajes literarios favoritos.
Además, el público podrá aprovechar no sólo los encuentros con escritores, sino también las mesas redondas profesionales y las consultas con sus colegas de todo el mundo.
De cualquier forma, la Feria celebra algo más que la actualidad en la creación de posibilidades de lectura. El 2 de septiembre, el evento conmemoró el 500 aniversario de Iván Fiódorov, uno de los padres de la impresión eslava oriental.
Fiódorov nació entre 1510 y 1520. Se desconocen sus orígenes, pero en la década de 1530 vino a Moscú. En 1553 el zar ruso Juan el Terrible ordenó que construyeran una casa especial para la primera tipográfica. Hacia 1550 vieron la luz los primeros libros impresos, aunque todavía sin ningún dato editorial.
El primer libro ruso exactamente fechado, y que superó todas las variantes anteriores desde el punto de vista de la calidad, llevaba el nombre de Iván Fiódorov. Fue 'Apóstol', una parte del Nuevo Testamento, y en su epílogo se decía que los impresitores (Iván Fiódorov y su asistente Piotr Mstislávets) tardaron un año en realizar el trabajo: se dedicaron a imprimir desde el 19 de abril de 1563 hasta el 1 de marzo de 1564.