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Una iglesia de Suecia convierte a los refugiados musulmanes

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Polémica decisión de una iglesia de Suecia que ofrece a los refugiados convertirse al cristianismo. ¿Es Suecia un país ejemplar en el cumplimiento de los derechos de los refugiados?
Una iglesia de Suecia convierte a los refugiados musulmanes

Una iglesia protestante de Suecia convierte al cristianismo a los refugiados musulmanes que buscan asilo en el país, según informa este lunes 'El Confidencial'.

Una iglesia que convierte a refugiados musulmanes

Todas las tardes de los jueves, hombres, mujeres y niños de Siria, Afganistán, Somalia, Irak o Eritrea acuden a la iglesia Vasakyrkan atraídos por una actividad en la que los religiosos ofrecen ropa, café y comida a los recién llegados. También tratan de instruir a los invitados en normas de comportamiento. 

En los últimos seis meses hemos bautizado a uno 30 refugiados

Pero la "caridad" no es el único objetivo de esta iglesia protestante situada en Filipstad, en el centro del país. "En los últimos seis meses hemos bautizado a uno 30 refugiados", revela el pastor Bengt a 'El Confidencial'. Según explica, son "solicitantes de asilo de Afganistán, Irán y Siria". Pero el encargado de la congregación evangélica no quiere desvelar la identidad de los nuevos conversos. "Han recibido amenazas de ISIS", asegura, "y por ello hemos tenido que pedir protección al Parlamento".

Filipstad acoge actualmente a 1.052 solicitantes de asilo. Es uno de los municipios de todo el país que cuenta con más refugiados. De hecho, los solicitantes de asilo representan el 10% de una población que apenas llega a los 10.000 habitantes. 

¿Un acto de fe o una situación desesperada?

A pesar de que los religiosos argumentan que este cambio de fe se debe a que los refugiados "han descubierto la palabra de Cristo", son muchos los ciudadanos que consideran que la iglesia protestante se aprovecha de la difícil situación que viven los solicitantes de asilo para contar con más "fieles" entre sus filas. 

Un cambio de religión puede suponer la aprobación definitiva de la solicitud de asilo, ya que en países como Afganistán o Irán, la conversión al cristianismo está castigada con la pena de muerte o con prisión. Otra amenaza es el autodenominado Estado Islámico (ISIS), para quienes un cambio de fe es una traición que se paga con la muerte.

La conversión al cristianismo está castigada con la pena de muerte o con prisión

Como revela Urika Langels, de la Agencia de Inmigración de Suecia (Migrationsverket), los "nuevos cristianos" pueden alegar que en su país de procedencia serán perseguidos, según recoge 'El Confidencial'. "Ha habido casos en los que este asunto ha salido durante el juicio en el momento de la apelación. Es suficiente para la concesión de asilo aunque no significa que cualquiera que se convierta lo tiene garantizado. Son siempre casos individuales, pero yo diría que muchas personas han conseguido protección de esta manera", confirma Langels.

Así, ante la oleada de solicitantes de asilo, la iglesia protestante sueca ve en ellos una oportunidad para la evangelización. El 63,2% de los suecos forman parte de la iglesia protestante, pero los índices de asistencia a la iglesia son los más bajos de Europa: solo un 5% de los encuestados afirmó acudir con regularidad, según las encuestas Gallup. 

Suecia, fin a su ejemplar política de asilo

Durante muchos años, Suecia ha representado el ejemplo a seguir por otros países debido a las condiciones que ofrecía a los refugiados: sanidad, protección, vivienda, alimentación y apoyo económico. Por ello, ha sido uno de los destinos más populares entre los refugiados que buscan asilo en Europea. 

Suecia recibió el año pasado a 163.000 migrantes que buscaban asilo, la cifra per capita más alta en toda la Unión Europea

Sin embargo, este país del norte de Europa recibió el año pasado a 163.000 migrantes que buscaban asilo, la cifra per capita más alta en toda la Unión Europea, y el doble que el año anterior, lo que hizo que el Gobierno en minoría de socialdemócratas y ecologistas pusieran fin a su tradicional y generosa política de asilo. 

En mayo, el Ejecutivo puso en marcha un sistema de retornos voluntarios que consiste en entregar 8.000 euros a cada refugiado, y su familia, que decida volver a su país de origen, y una vez que hayan abandonado el territorio europeo. 

El Gobierno entrega 8.000 euros a cada refugiado y su familia que deciden volver a su país de origen

Apenas dos semanas después, en junio, el Gobierno anunció que prolongaba seis meses los controles fronterizos en varias zonas del país para frenar la llegada de refugiados. La medida había sido introducida en noviembre del pasado año y se produjo después de que las autoridades comunitarias accedieran a la petición de Suecia y otros países de aplicar una excepción al tratado de Schengen por la amenaza de la seguridad interna. 

Además de vigilar sus fronteras, el país exige a las compañías de transporte realizar un control de identidad de todos los viajeros que lleguen en tren, autobús o transbordados desde Dinamarca, bajo amenaza de multas por incumplir esta obligación. 

Sorprende todavía más el informe publicado la semana pasada por Human Rights Watch, en el que esta organización de defensa de los derechos humanos denuncia que los niños migrantes no acompañados en Suecia están experimentando retrasos y dificultades para obtener cuidados y apoyos. 

El informe, titulado “Buscando refugio: los niños no acompañados en Suecia" documenta las deficiencias del sistema que impiden que los menores reciban la atención garantizada por las normas internacionales y la legislación sueca.

"Suecia ha sido líder mundial en la provisión de refugio a menores de edad no acompañados y ha tomado medidas positivas para responder a un aumento de las llegadas", ha declarado Rebecca Riddell, representante de HRW en Europa y Asia Central. "Sin embargo, las deficiencias del sistema agravan el sufrimiento y la ansiedad de los que llegan solos a Suecia y que ya han pasado por más de lo que ningún crío debería tener que soportar".

Deficiencias del sistema que impiden que los niños reciban la atención garantizada por las normas internacionales y la legislación sueca

Más de 35.000 menores no acompañados solicitaron asilo en Suecia en 2015, un aumento espectacular en comparación con los aproximadamente 7.000 en 2014.

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