"Alegría y tristeza a la vez": Impresionante vista de la apertura de Río 2016 desde una favela
La mayoría de los turistas y hasta los propios brasileños tienen miedo de entrar en las notorias favelas de Río de Janeiro, donde reinan las bandas del narcotráfico. No obstante, la noche de este viernes estos barrios peligrosos, donde residen personas con bajos ingresos, se han convertido en una especie de tribuna con una vista espectacular para apreciar los fuegos artificiales de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río 2016 ,celebrada en el estadio Maracaná.
Así, a menos de un kilómetro de distancia, los habitantes de la favela Mangueira celebraron entre familia y amigos el inicio de la fiesta deportiva que ha acogido el país. Hasta algunos turistas más atrevidos han podido disfrutar de las vistas privilegiadas tras llegar a la cima de la favela en la parte trasera de una motocicleta por unos 1,5 dólares, según informa 'USA Today'. El precio del acceso a la azotea o una terraza de una vivienda local, por su parte, podía llegar a 300 dólares.
Uno de estos extraños atrevidos en Mangueira en esa noche ha sido el fotógrafo serbio de la agencia de noticias AFP, Andrej Isakovic, que llegó al país para trabajar en el evento deportivo. Isakovic tenía el contacto de una familia local que le dio un colega que trabajó en el Mundial de Brasil, quien tuvo la suerte de trabajar desde la terraza de su casa.
Además del panorama espectacular de los fuegos artificiales de la ceremonia, el fotógrafo ha logrado tomar una imagen más impresionante y llamativa, que se ha convertido en una verdadera sensación en las redes, al representar de una manera espectacular la drástica desigualdad entre la sociedad brasileña: la pobreza al lado de la riqueza, la belleza de la ceremonia observada desde unas viviendas arruinadas y sucias.
"Alegría y tristeza a la vez", así describen sus emociones respecto a los Juegos Olímpicos de Río y la ceremonia de su apertura en particular los habitantes locales. "Creemos que es a la vez una alegría y una razón para la tristeza'', dijo Mario Renato Xavier Damasceno, de 58 años. "Porque cuando esto termine, la misma tristeza va a seguir reinando".
