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Las consecuencias del plebiscito en Colombia: ¿Cómo afecta a Venezuela el triunfo del 'No'?

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En los últimos años, la posibilidad de un acuerdo de paz en Colombia funcionó como una amalgama que le permitió a ambos gobiernos sortear diferencias abismales. Sin embargo, el inesperado triunfo del 'No' en el plebiscito reconfigura la posición de Venezuela ante la situación de su vecino.
Las consecuencias del plebiscito en Colombia: ¿Cómo afecta a Venezuela el triunfo del 'No'?

"La paz o la guerra en la hermana República afecta la vida de nuestro pueblo", dijo este lunes el presidente venezolano, Nicolás Maduro. La sentencia no es gratuita.

En las últimas semanas, los gobiernos de Colombia y Venezuela habían empezado a renegociar -con bastante cautela- la normalización del flujo en el área fronteriza, que comprende 2.119 kilómetros, después de que Caracas decidiera cerrarla completamente el año pasado por el ataque de grupos paramilitares a un componente de la Guardia Nacional Bolivariana.

La perspectiva del fin del conflicto armado, que por más de medio siglo ha asolado a Colombia, facilitó las conversaciones y relajó las tensiones que históricamente han marcado la relación entre los países vecinos. Venezuela, además, ha sido acompañante de las conversaciones de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC en La Habana desde tiempos de Hugo Chávez hasta la actual gestión de Nicolás Maduro. Pero el domingo pasado se impuso en 'No', ¿qué escenarios se dibujan?

Causa bolivariana

El internacionalista y profesor de geopolítica de la Academia Militar de Venezuela, Luis Quintana, destaca que la paz en Colombia "es una causa bolivariana, es decir, históricamente defendida por la Revolución".

Eso explica, a su juicio, el interés de los gobiernos de Hugo Chávez y Maduro por acompañar el proceso de paz, con la anuencia del gobierno colombiano.

"El objetivo estratégico de la paz-añade Quintana en entrevista a RT- es crear las condiciones para producir un cambio político en Colombia que sume a la ecuación de la integración regional y al mismo tiempo permita reconstruir el proyecto bolivariano que fue truncado por las oligarquías desde el siglo XIX y que son las mismas que ayer promovieron la opción del 'No". 

El segundo objetivo más impotante, apunta Quintana, es frenar la violencia propiciada por la guerra y que, con los años, se ha traducido en flagelos que afectan directamente a Venezuela como el narcotráfico, el contrabando y el paramilitarismo, que ya no solo permean la frontera sino que han penetrado el resto del territorio nacional.

"El triunfo del 'no' suspende por ahora las aspiraciones del cese del conflicto armado, y puede hasta reavivarlo, y difiere la expectativa de una normalización política en Colombia: es decir, unas condiciones distintas para el ejercicio de la democracia y la expresión de los actores internos", sostiene el analista.

¿Perpetuar la guerra?

Una de las consecuencias más notorias del conflicto armado en Colombia ha sido la inmigración de desplazados por la guerra hacia Venezuela. Aunque la tendencia ha bajado en los últimos años, se estima que desde mediados del siglo pasado han llegado al país caribeño más de 5 millones de colombianos.

"Hemos sido los grandes acompañantes y promotores del acuerdo de paz en Colombia, ya que sus conflictos han implicado la salida de ese país de 5 millones de compatriotas que viven aquí, huyendo de la guerra en Colombia", insistió Maduro hoy, citado por El Mundo.

Si bien la diáspora colombiana que se asentó en Venezuela ha sido acogida en las mismas condiciones que los nacionales, la posibilidad del fin del conflicto significaba la oportunidad para el desarrollo económico en su patria de nacimiento.

Pero el mayor enemigo de esa normalización, considera Quintana, es la oligarquía colombiana: "que les interesa preservar la guerra como excusa para sus negocios de narcotráfico, de contrabando de productos y que hacen que la situación sea bien compleja".

Una de las fórmulas utilizadas por la derecha colombiana en su campaña fue el uso de la imagen de Venezuela, con el término del "castro-chavismo", para ir contra del acuerdo de paz y exacerbar el rechazo de un sector que insiste en señalar los supuestos vínculos del gobierno bolivariano con las FARC.

Para el analista, "el uso del fantasma del chavismo es una máscara para ocultar, al menos discursivamente, su deseo de perpetuar la guerra (...) porque les favorece política, social y económicamente".

Frontera en veremos

"El resultado del referendo hace más difícil normalizar la situación fronteriza", considera Quintana. En esa costura común que une ambos territorios, el conflicto ha incidido de manera negativa con la violencia propiciada por los actores armados, los mecanismos de economía ilegal y la ausencia de controles para garantizar la seguridad de la zona.

Tanto Caracas como Bogotá habían anunciado la semana pasada varios avances en términos comerciales y de cooperación en materia de seguridad. Sin embargo, la imposibilidad de que las FARC se integre a la vida civil y que la guerra no tenga punto final puede obligar a ambos gobiernos a reevaluar los términos de esos acuerdos.

Mientras tanto, el comercio bilateral sigue sin recuperarse. En 2010, el intercambio era de 8.000 millones de dólares y en 2015, la cifra ni siquiera superó los 1.000 millones. La señal positiva es que, a pesar del resultado del plebiscito, el mandatario venezolano ratificó hoy su voluntad de "seguir apoyando, con humildad y con amor, la paz en Colombia".

Nazareth Balbás

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