La educación para, pero no se detiene
La protesta en Argentina no se detiene. Docentes y estudiantes se han unido fuera de las aulas hace meses, en reclamo de una mayor inversión en la educación pública, la mejora edilicia de las instituciones y el aumento de los salarios a nivel primario, secundario y universitario.
Ayer, como siempre cuando se conmemora ‘La noche de los lápices’, subió el termómetro en esta contienda contra las medidas presupuestarias del gobierno para Educación.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, miles de jóvenes y maestros salieron a las calles para recordar a los diez chicos que, el 16 de septiembre de 1976 durante la última dictadura militar, fueron secuestrados por reclamar públicamente un boleto estudiantil con descuento. De esos diez chicos, sólo cuatro volvieron a su casa: el resto habían sido asesinados por el poder de turno. Luego de 34 años, su reclamo de entonces hace eco en el conflicto actual.
En contra de "la privatización de la educación, el ajuste presupuestario y la precarización laboral", el gremio de Capital Federal decidió hacer un paro de 48 horas, que finalizó con la mencionada marcha conmemorativa. La respuesta del Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, a este reclamo fue descontar a los maestros los días de lucha de su salario, a pesar de que la huelga sea un proclamado Derecho Constitucional.
Según los sindicatos docentes, hubo 18 días de paro desde que Macri asumió la última gestión (diciembre de 2007). “Es más de lo que hicimos desde el comienzo de la democracia [en 1984]”, afirmó el titular de UTE-CTERA, Eduardo López.
Por el lado de los estudiantes secundarios, hace ya meses que vienen desarrollando una serie de tomas en los edificios, en protesta a las pésimas condiciones de la escuela pública (muchas incluso no tienen residencia propia por estas razones). Más de una vez se han reunido con el ministro de Educación metropolitano, Esteban Bullrich, sin obtener respuestas satisfactorias.
En los últimos días, fueron 22 los colegios que suspendieron sus clases. A ellos se les sumaron las facultades de Filosofía y Letras, Sociales, Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, conocida internacionalmente por su calidad de enseñanza, y hoy en día atestada de profesores que no obtienen un salario mínimo.
Los reclamos no son nuevos, sino que llevan más de una década gestándose y repitiéndose en todo el país, a veces con consecuencias muy negras. Así, por ejemplo, en abril de 2007 el maestro neuqueño Carlos Fuentealba falleció a manos de un policía que lo reprimió por defender sus derechos.
El tiempo pasa, y la insistencia en los recortes -junto a la politización en la sociedad urbana- aumenta. Ayer, en la marcha de Capital, se vieron 30.000 personas frente al Congreso de la Nación y la Casa Rosada. Además los actos se repitieron en Resistencia, San Miguel de Tucumán, Córdoba, Río Gallegos y Neuquén.