Los vendedores ambulantes de la capital georgiana se quedan 'en la calle'

Las autoridades de la capital de Georgia, Tbilisi, prohibieron la venta callejera con el pretexto de que lo hacen por el interés de la comunidad, a pesar de que para muchos vendedores ambulantes este oficio es la única manera de ganarse la vida.

Keteván Zurabashvili se quedó sin empleo después de que la decisión de las autoridades capitalinas entrara en vigor. “De repente nos ordenaron que nos fuéramos de la calle”, cuenta y añade que no les propusieron ningún otro empleo alternativo.

Keteván es viuda desde hace 10 años y tiene a su cargo a tres hijas, una de las cuales es minusválida, y a un sobrino. No obstante no pierde la esperanza de que las cosas cambien y participa en cada acto de protesta contra la nueva ley que se celebran cada jueves.

Mientras tanto, las autoridades municipales declaran que esta ley se ha adoptado pensando en el interés general. “Muchos vecinos que viven cerca de los puntos de venta callejera se quejan del mal olor. En muchas ocasiones no se cumplen las normas higiénicas”, dice Koki Ionatamishvili, miembro del Consejo Municipal.

Para poder vender hay que alquilar un puesto en el mercado municipal, lo que cuesta tres dólares por día. Para muchos georgianos este módico precio resulta exorbitante. Los vendedores ambulantes afirman que se están infringiendo sus derechos.

Se están buscando soluciones a esta situación. Por ejemplo, Lasha Chjartishvili, miembro del Partido Conservador, afirma que “la venta ambulante representa una alternativa a los beneficios sociales: ofrece empleos que el Gobierno no puede o no quiere crear”. El político asegura que desde su partido están creando un proyecto que permitirá conservar los empleos de los vendedores ambulantes y mantener las calles limpias.