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Dados a conocer los otros ‘juegos olímpicos’ de Margaret Thatcher

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El Archivo Nacional de Reino Unido abrió para el conocimiento público los documentos gubernamentales del año 1980 al pasar el plazo de 30 años establecido por la ley para guardarlos clasificados. Los más interesantes están expuestos en el sitio web del servicio, y buena parte de estos papeles se
Dados a conocer los otros ‘juegos olímpicos’ de Margaret Thatcher

El Archivo Nacional de Reino Unido abrió para el conocimiento público los documentos gubernamentales del año 1980 al pasar el plazo de 30 años establecido por la ley para guardarlos clasificados. Los más interesantes están expuestos en el sitio web del servicio, y buena parte de estos papeles se refiere a la Olimpíada-80 a que recibía Moscú, la capital de la entonces Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas.

Margaret Thatcher desempeñaba en aquel año como la jefa del Gobierno británico, era su segundo año en el despacho (a partir del mayo). Una serie de documentos demuestra que importancia ofrecían los Juegos como instrumento de presión política sobre la URSS para castigarla por la invasión —según lo consideraba unánimemente con otros líderes del Occidente— del territorio afgano y obligarla a retirar las tropas de aquel país asiático.

La primera mención de la probable respuesta de Londres a la intervención soviética en los asuntos de Afganistán vinculada con la cita olímpica surge en un documento datado del 8 de enero de 1980. Es un protocolo de la reunión de la primera ministra con el secretario del Exterior (canciller) Peter Carrington, en la que Thatcher propuso presionar sobre el Comité Olímpico para que cambiara de sitio para recibir los Juegos.

Carrington rechazó esta sugerencia, pero más tarde la sondeó sin éxito. Se reveló que cumplir esa tarea no hubiera sido posible: ninguna de las ciudades que había recibido las ediciones anteriores —Tokio, México, Múnich y Montreal— no se manifestaba capaz de reemplazar a Moscú, ni el Comité estaba de acuerdo con esa resolución impuesta por los políticos, así británicos como norteamericanos. Como la segunda opción la 'Lady de Hierro' propuso abstenerse de la participación de los deportistas anglosajones en el evento, es decir boicotearlo.

A lo largo de los seis meses que quedaban hasta la apertura de la Olimpíada-80 la idea del boicot dominaba en la actividad de Thatcher y no solo en las medidas contra la Unión Soviética, sino en su política exterior en general y sus relaciones con los organismos deportivos dentro del país.

“Sin los representantes de EE. UU., RFA (Alemania) y otras potencias deportivas que tomaron la decisión de apartarse, los Juegos no son decentes de denominarse Olímpicos, las medallas ganadas en Moscú, no tendrán valor y las ceremonias se convertirán en una farsa”, exhortó la primera ministra en la última de los mensajes al jefe de la Asociación Olímpica Británica, dos meses antes de la apertura. “Los Juegos servirán a las necesidades propagandistas del Gobierno soviético (...) La presencia de Gran Bretaña podría servir a la desesperanza para los intereses británicos”.

Una serie de documentos representa como a un opositor involuntario de la táctica de boicot al esposo de la reina Isabel II, duque Felipe de Edimburgo. En su papel del presidente de la Federación del deporte hípico él participó en un encuentro preparatorio preolímpico en Suiza en marzo de 1980. Y allí, con los votos de la mayoría de los participantes, fue tomada una declaración de condenaba los intentos de boicotear Moscú-80 como ‘inaceptables’.

Paso seguido, el palacio Buckingham tuvo que desmentir la participación del duque Felipe en este documento. Al contrario, aseguraba un portavoz de Isabel II, el alto representante de la familia real “había intentado de forma activa modificar la formula de la denuncia” y “nunca había criticado personalmente la postura del Gobierno de Su Majestad”.

De todos modos, a fuerza de a cierta firmeza de principios e intransigencia de los dirigentes de la Asociación, así como de la expresión libre de la voluntad de los deportistas, esa sugerencia fracasó también. Los atletas de Reino Unido participaron en los Juegos de julio y agosto de 1980 y trajeron a su patria en su totalidad 21 medallas. Una de oro y otra de plata, ganó el actual presidente del Comité organizador de los Juegos veraniegos de 2012 que se llevarán a cabo en Londres, Sebastián Coe.

Otro grupo de cables diplomáticos, agendas gubernamentales, etc. enseña que en Londres, así como Washington, se preparaban moralmente para una actuación decidida en Afganistán, pero no entendía sus objetivos. Hasta el presente momento para sacar unas conclusiones definitivas al respecto carece de abrir los archivos moscovitas concernientes a los finales de la década 1970 y también a aquel señalado año olímpico.

Mark Dunton, un especialista en la documentación contemporánea del Archivo Nacional de Reino Unido, acompañó la publicación con el siguiente comentario: “Estos archivos nos permiten entender, con mayor claridad que alguna vez antes, la fuerza de las convicciones de Margaret Thatcher, que trasluce mediante sus numerosos comentarios escritos a mano, hechos en una época muy probadora”.

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