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Dos días del vuelo autónomo de Soyuz

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Dos días del vuelo autónomo de Soyuz

El día del despegue fue el más esperado por la tripulación por todo el período de preparación durante varios años. La preparación se realizó según el plan anteriormente ensayado. Todas las acciones se realizaron en el tiempo indicado de un modo preciso, sin prisa, a fondo. El despegue fue nocturno, de ahí que nos dieran tiempo para descansar durante el día.

Después las medidas especiales médicas, que se realizan para evitar que las sustancias y microorganismos indeseables entren a la estación. La extrema cena en el hotel Cosmonauta con los suplentes. Luego, las firmas tradicionales en las puertas de las habitaciones donde vivieron los tripulantes, y el bus hacia la pista especial, donde se ponen las escafandras, se prueba su hermeticidad, pronuncian sus extremas palabras de despedida los dirigentes de Roscosmos, NASA, la Agencia Espacial Europea, los constructores y los más cercanos.

Estaba animado, pero al mismo tiempo concentrado en las tareas de control de la nave durante la preparación para la salida y el chequeo de sistemas, el despegue y las operaciones tras su posicionamiento en la órbita.

Llegamos a nuestros sitios en la nave en el tiempo planeado. Todo pasó con ritmo y precisión como si la tripulación ya lo hubiera hecho muchas veces. Después del chequeo de todos los sistemas el jefe de Roscosmos, Anatoli Permínov, comenzó a conversar con la tripulación. La conversación continuó con pequeñas pausas durante el despegue y posicionamiento. Este apoyo dio la seguridad de la conclusión exitosa del lanzamiento de la nave. Durante el despegue los tres escalones portadores trabajaron con bastante precisión. Todas las mayores etapas de la salida se sintieron físicamente con facilidad: el comienzo del funcionamiento de los motores principales, el aumento de la velocidad, la corrección de la trayectoria del movimiento del cohete, la separación de los escalones usados, el ingreso de los escalones nuevos, la finalización del funcionamiento del tercer escalón y la separación de él. La sobrecarga durante todo eso fue un poco menor que la que hay en el pilotaje de los aviones de caza, pero mucho más larga.

Por supuesto que después del posicionamiento la ingravidez agregó sensaciones nuevas. Pero todos los impactos externos, como el ruido, la vibración, los empujones, la ingravidez o las sobrecargas no influyeron mucho en nuestra capacidad trabajadora. La experiencia cumplió su papel, ya que todos los tripulantes la tienen en abundancia en el trabajo aéreo.

Inmediatamente después del posicionamiento el equipo realizó las pruebas planificadas del estado de todos los sistemas de la nave, del hermetismo de todas las secciones, el chequeo del sistema de dirección. En algunas horas fue librada la maniobra de la ascensión de la órbita. Todo pasó con normalidad. Después del chequeo, la tripulación se quitó las escafandras y se puso los trajes de vuelo confortables.

Los ensayos terrestres para reducir la influencia de los factores de la ingravidez no pueden eliminar totalmente sus efectos negativos, pero disminuyen significativamente el grado de su impacto sobre el organismo. En algunas horas aparecieron las primeras señales de estos efectos, pero su nivel no era alto y no molestaron a la tripulación para trabajar. Para el fin de las primeras 24 horas los síntomas negativos casi habían desaparecido.

En 48 horas tuvimos ocasión de dormir dos veces. Pudimos elegir cualquier lugar confortable y orientado hacia el lugar que quisiéramos del espacio. Durante otro tiempo aprendimos a comer en la ingravidez, miramos a la Tierra, hablamos con el CCV (Centro de Control de Vuelo) y chequeamos la capacidad de trabajo de los sistemas de la nave.

Al final del tercer día empezamos a prepararnos para el acoplamiento.

Instalamos el telémetro de láser en el módulo orbital, necesario en caso de usar el modo manual de la aproximación y el atraque.

Nos pusimos las escafandras, en el tiempo dado encendimos todos los sistemas de la nave. El acoplamiento sucedió como era debido, automáticamente, pero la tripulación estaba lista para reaccionar a una situación no planificada en cualquier momento y en caso de necesidad, pasar a la dirección manual.

Para mí la impresión más profunda fue el momento en el que observábamos la estación visualmente desde una distancia cercana. La EEI estaba bien iluminada, se veían bien hasta los mínimos detalles de la construcción.

Nuestro acoplamiento fue seguido no solo por los dirigentes de la industria y los especialistas, sino también por nuestros amigos y familiares. El hijo de Cady Coleman y mi hijo miraron el atraque juntos en la CCV. Después de eso pasamos unas horas en la nave hasta el momento en el que se abrieron las escotillas de transición. Este tiempo era necesario para cumplir las operaciones de ajuste y la prueba de hermeticidad del nudo de acoplamiento.

Tras la apertura de las escotillas de transición, la tripulación no fue directamente a descansar. Se requieren algunas horas de trabajo intenso para la conservación de los sistemas de la nave, transporte de los cargos urgentes –eso desde la nave a la estación, y en la dirección contraria- colocación de los tubos de aire y traslado del equipo necesario en las acciones en situaciones de emergencia. Desde este momento la nave representa una parte de la EEI y empieza vivir con sus leyes y reglamento. Acabó el acoplamiento la noche del 17, pero solo en la mañana del 18 finalizamos todas las operaciones necesarias y pasamos a descansar.

Dmitri Kondratiev

21 de diciembre de 2010

EEI

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