Adornos de Navidad: obras de arte irrepetibles

Rusia acaba de celebrar la Navidad, pero la gente no se apresura a sacar los árboles navideños de sus hogares. Según las tradiciones antiguas, los abetos tienen que permanecer adornados en las casas hasta el día 19 de enero, cuando se terminan los 'Sviatki'. Por lo tanto, los rusos aún tienen más de una semana para poder disfrutar del brillo de los adornos navideños. Y es que son precisamente los juguetes los que llenan el hogar de alegría y de esa agradable agitación festiva.

Bolas de colores, guirnaldas y numerosas luces… adornar el árbol navideño es un proceso mágico. Pero debe ser aún más emocionante crear esos adornos con las propias manos. Los artesanos de un taller de la ciudad siberiana de Krasnoyarsk saben qué es lo que se siente: todos los días moldean a mano centenares de bolas navideñas. Para ellos, cada pieza de cristal es irrepetible. En cada una soplan su aliento y ponen su alma. "Uno se encariña con sus obras, pero se acostumbra a tener que decirles adiós", confiesa la artista Yelena Nikítina.

Lo que mejor le sale a Yelena son los animales, que siempre se venden muy rápidamente. Las reliquias del pasado histórico también tienen gran demanda. Entre ellas, la tradicional estrella roja –símbolo tradicional del astro de Belén, que los rusos asocian más con los famosos adornos de las torres del Kremlin, debido a la revolución bolchevique que tumbó los vestigios religiosos–.

La tecnóloga de la fábrica, Svetlana Aksiónenko, dice que las ancianas se las llevan para sus nietos y dicen: "Así estaba decorado mi árbol de Navidad de la infancia". Las madres compran diciendo: "¡Qué estrella más bonita, igual que las de antes!".

Tampoco pueden faltar las figuritas de los protagonistas de las fiestas, el Abuelo del Frío y su nieta 'Snegúrochka', que tradicionalmente se colocan debajo del árbol como 'vigilantes' de los regalos navideños.

Para adaptarse a las condiciones del mercado, los artesanos también producen juguetes que hacen alusión al Año Nuevo chino, que llega en febrero y es representado por el animal de turno. Los conejos de 2011 ya están listos, y les pisa los talones el Dragón de 2012, como juguete de peluche, almohada… a gusto del consumidor.

Las delicadas bolas sopladas y pintadas a mano se pasan de padres a hijos como todo un tesoro familiar. Desde Siberia con amor, estas decoraciones festivas van a adornar miles de hogares por toda Rusia y, para orgullo de sus creadores, hasta el árbol principal del país en la Plaza Roja.