RTVE veta corridas de toros para proteger a niños de la violencia
La televisión pública española le da espalda a las lidias de toros: según el Manual de Estilo de RTVE, la corrida de toros fue puesta dentro del capítulo “violencia con animales”.
La transmisión de ese tipo de programas está prohibida bajo la política de proteger a los niños contra escenas de violencia. De esa manera, el manual de estilo de la cadena establece que las corridas habitualmente tienen lugar en las horas “generalmente coincidentes con el horario protegido o de especial protección para los menores”.
El documento establece que “los niños pueden ver con angustia la violencia ejercida sobre animales” por lo que aboga por "evitársela por todos los medios". La franja infantil se extiende desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche.
Según el manual de estilo, las corridas se encuentran en la sección “violencia con animales” dentro del apartado “cuestiones sensibles”. Aunque no se emitan corridas, en el manual se indica que el canal no es indiferente a la relevancia que tiene en el mundo de la tauromaquia ni a su influencia en muchos aspectos socioculturales, y así apuesta por reflejar la “actualidad” del mundo taurino tanto en la televisión como en la radio.
Toreros y aficionados a la tauromaquia consideran como hipócrita la decisión de RTVE, y hacen notar que también emitan otros contenidos violentos en series y películas. “Hay multitud de escenas con violencia, no solo con animales, sino también con personas, en innumerables series y películas y los niños no distinguen lo que es ficción de lo que es realidad”, dijo Íñigo Fraile, coordinador ejecutivo de la Unión de Toreros “Taura” en entrevista a la agencia de noticias Servimedia.
El debate sobre el espectáculo sangriento tomó renovada fuerza en julio, cuando las corridas fueron oficialmente prohibidas en Cataluña, que se sumó a las Islas Canarias, donde las corridas están vedadas desde 1991. El hecho fue aplaudido por organizaciones de protección a los animales, pero cuestionada por los españoles más tradicionalistas que temían que las corridas pudieran ser vedadas en otras provincias de España. Muchos consideraron el veto como la victoria de los nacionalistas catalanes que recurren a cualquier posibilidad para mostrar su desigualdad con las tradiciones españolas.
En la primavera de 2010, como acto de protesta contra los intentos de los conservadores de bautizar a las corridas como patrimonio nacional, los defensores de los derechos de los animales publicaron una petición absurda: en el documento exigieron proclamar a la siesta como patrimonio nacional.