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Obama y Latinoamérica, dos años después

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Este 20 de enero el presidente Obama ha dado inicio a su tercer año de gobierno. Hace dos años todo el mundo era testigo de cómo Barack Obama se convertía en el primer afroamericano en asumir la Presidencia de Estados Unidos. En aquel momento, al igual que hoy, el país necesitaba que se adoptaran
Obama y Latinoamérica, dos años después

Este 20 de enero el presidente Obama ha dado inicio a su tercer año de gobierno. Hace dos años todo el mundo era testigo de cómo Barack Obama se convertía en el primer afroamericano en asumir la Presidencia de Estados Unidos. En aquel momento, al igual que hoy, el país necesitaba que se adoptaran medidas urgentes. En sus dos años de mandato ha logrado cumplir con algunas de sus promesas electorales: consiguió -aunque ajustadamente y rodeado de polémica- la aprobación de la reforma sanitaria, hecho calificado como uno de los logros más importantes de su Gobierno; anunció la retirada de las tropas estadounidenses de Irak y Afganistán, y consiguió la ratificación del tratado START con Rusia. Sin embargo, aún quedan pendientes la reforma migratoria o el cierre de Guantánamo, aplazado nuevamente por el Ejecutivo.

Los analistas señalan que el inquilino de la Casa Blanca ha establecido notables diferencias con su predecesor George W. Bush en los aspectos exteriores. Al asumir el poder Obama prometió una nueva era de relaciones con América Latina, además de que se mostró dispuesto a cambiar la situación en la que se encuentran los inmigrantes hispanos en EE. UU.

En abril de 2009 durante la Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago, Obama mantuvo una fugaz reunión con el líder venezolano, Hugo Chávez, hecho que generó esperanzas en que las relaciones de Washington con la región iban a cambiar. La táctica a la que apuntó el mandatario consistió en trabajar con Latinoamérica "como compañeros". Pero no hubo un acercamiento más allá de este encuentro. La profunda crisis económica hizo que el Gobierno estadounidense se centrara en los problemas internos del país. Los analistas no tardaron en anunciar que EE. UU. había disminuido su presencia en América Latina, aunque ha conservado relaciones con Brasil, Colombia, Chile y Argentina.

Lula da Silva reprochó a Obama su alejamiento de la región

Después de la cumbre en Trinidad y Tobago, el entonces mandatario brasileño Luíz Inácio Lula da Silva declaró que la reunión a la que habían asistido casi todos los mandatarios de la región fue maravillosa pero no dio frutos. Lula sostuvo que Obama, que se comprometió a estrechar la mano de Latinoamérica, se olvidó de sus propias promesas. "Las preocupaciones por Irak, o Afganistán, o el plan de salud estadounidense, están impidiendo que Obama dedique una atención mayor a América Latina", declaró. Las autoridades estadounidenses, no obstante, aseguraron que las preocupaciones de Lula no tienen fundamento.

Relaciones con Chile y Argentina

En febrero de 2010, después de que Chile fuera azotado por un terremoto, las relaciones con América Latina volvieron a la agenda política del Gobierno estadounidense. Los legisladores aprobaron una medida para deducir de los impuestos las donaciones para Chile, después de que el país donara más de 10 millones de dólares en ayuda humanitaria y asesores técnicos.

El conflicto que se desató entre Reino Unido y Argentina en torno a las islas Malvinas también ha tenido repercusión en la Casa Blanca. Cuidadosamente, Washington llamó a Londres a iniciar el diálogo con Argentina por el conflicto, algo que los expertos calificaron como una muestra del 'poder inteligente' utilizado en la política exterior. Sin embargo, el abogado Arturo Viscorra señaló a RT que es otro ejemplo del doble estándar: "Hablan alguna cosa, pero hacen otra: en verdad, los Estados Unidos no quieren cambiar su posición sobre la soberanía británica del archipiélago".

Relaciones con Cuba


Uno de los cambios más notables emprendido por la Administración Obama fue la aplicación de una política de apertura hacia Cuba. El pasado 14 de enero Washington anunció la ampliación de los viajes de estadounidenses a Cuba y una flexibilización en el envío de remesas a la isla. A partir de ahora, se permiten visitas a Cuba de estudiantes y profesores (por motivos académicos) y de grupos religiosos, así como el envío de remesas de un máximo de 2.000 dólares al año a ciudadanos de Cuba que no sean familiares. (Anteriormente solo se podía enviar dinero a familiares directos sin limitación de cantidad). Además, los aeropuertos internacionales en territorio norteamericano están autorizados para solicitar permiso para operar vuelos chárter directos al país caribeño.

Sin embargo, las autoridades cubanas tildaron las medidas de "alcance muy limitado". El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores (MINREX) expresó que esas modificaciones no tienen el objetivo de cambiar la política de hostilidad hacia la isla, pues el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba permanece intacto.

Además de Cuba, la doctrina estadounidense hacia Latinoamérica no tiene buena acogida en países como Venezuela, Bolivia o Ecuador. Difícilmente se puede borrar el recuerdo del tono paternalista de Estados Unidos en los asuntos latinoamericanos, tono que históricamente tiene un trasfondo de violencia y abuso con operaciones como el Plan Condor, la lucha contra el narcotráfico y el Plan Colombia, entre otros. Por lo tanto, aunque Estados Unidos parece estar buscando otras formas de relaciones con la región, el discurso en muchas ocasiones sigue siendo interpretado por muchos como una constante intromisión en los asuntos nacionales desde el norte hacia el sur.

Situación de los hispanos

En Estados Unidos residen actualmente 45 millones de hispanos, que suponen el 15% del total de la población norteamericana. En la última década, la población hispana ha crecido un 20%, pero en algunas regiones la subida ha sido de hasta un 50%. Los especialistas opinan que con estos datos es evidente que los inmigrantes hispanos van a jugar un papel importante en la política norteamericana. De acuerdo a las encuestas, los hispanos se han vuelto más escépticos acerca de la gestión de Obama: siguen esperando una reforma migratoria y se han visto impactados con la Ley de Arizona. Según una investigación del Centro de Estudios PEW, los latinos se sienten el grupo étnico que enfrenta mayor discriminación. El 23% de los entrevistados dijo que están muy discriminados.

Otra encuesta realizada por la Asociación Americana de Psicología (APA, en inglés) muestra que los hispanos son el grupo social más estresado de EE. UU. Según Hernández Cuéllar, director y editor de Contacto Magazine, durante los últimos tres años en medio del debate sobre una futura reforma migratoria y de una crisis económica nada agradable, los inmigrantes indocumentados lo han pasado especialmente mal. "Redadas en fábricas, deportaciones, controles migratorios más rígidos para las empresas, hostigamiento policial en ciertas ciudades, los han llevado a un mundo de sombras mucho más oscuro", dice Cuéllar.

La encuestadora Latinobarómetro presenta datos más alentadores para el mandatario estadounidense: el 74% de los latinoamericanos tiene una visión favorable del actual Gobierno de EE. UU. Sin embargo, la mayoría de los encuestados no forman parte del electorado estadounidense. En lo que se refiere al índice de popularidad de Obama entre los ciudadanos estadounidenses, los resultados son bastante controvertidos: un sondeo de la Universidad de Quinnipiac (Connecticut) expresa que el 47% de los ciudadanos aún apoya al presidente, mientras que un 45% ha perdido la confianza en él.

En todo caso, muchos coinciden en que ahora comienza la cuenta regresiva para las elecciones del año 2012 y, evidentemente, Obama, junto a los demócratas, buscará recuperar la ventaja política de antaño, con un programa de gobierno que podría ser la solución a los problemas más urgentes del país.

"Debemos continuar. Después de todo, tenemos muchos retos. Necesitamos incentivar el crecimiento del empleo de una forma más rápida, más fuerte, en una economía de mayor competitividad. Debemos vigilar el presupuesto y reducir los balances negativos. En otras palabras, tenemos que cuidar a nuestros ciudadanos y asegurarnos de que el 'sueño americano' continúe siendo una realidad para las futuras generaciones", anunció Obama.

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