Delincuencia juvenil: cuando la calle se convierte en la escuela

En Rusia, el número de homicidios perpetrados por jóvenes es el mayor de Europa. Las autoridades luchan contra esta alarmante tendencia y ya han obtenido algunos resultados.

- Por favor, enséñanos en este muñeco dónde le has apuñalado con el cuchillo?- pregunta el policía.
- Aquí, contesta el joven.
- ¿Cuántas veces?
- No me acuerdo... A lo mejor siete o diez veces...

Éstas son las imágenes de un sospechoso criminal mostrando a la policía cómo mató a un chico inocente. Con esto hay solo un camino, directo al reformatorio.

Oleg Rozanov lleva ya cuatro años en el correccional, cumpliendo la condena por un asesinato motivado por el odio racial. Cuando lo cometió tenía solo 15 años. “Estaba con unos amigos cabezas rapadas. Vimos a un chico que no era ruso y como él llevaba un cuchillo pensé: '¡Seguro que ha asesinado a algún ruso!' Y en ese momento me perdí... y lo ataqué... le clavé su propio cuchillo y luego se lo pasé a mis tres amigos...”, recuerda Oleg.

Y es que portar navajas es algo común entre los jóvenes en muchos países. Según datos de la OMS, un 12% de ellos lleva algún tipo de arma blanca consigo de forma habitual. La organización explica que la violencia juvenil es un problema que afecta sobre todo a las personas que viven en áreas pobres y con alto desempleo.

En los reformatorios de Rusia están casi 6.000 menores de edad cumpliendo sentencias. La mayoría vienen de familias destrozadas. Pero el jefe de este lugar, ubicado en la Provincia de Moscú, está seguro de que no depende tanto del nivel social de la familia, sino de la falta de amor.

“Nosotros, como adultos, como padres, muchas veces estamos demasiado ocupados con nuestros trabajos. A lo mejor deberíamos simplemente querer más a nuestros hijos. La razón principal para este tipo de crímenes es la poca atención que se presta a los niños. Se acuerdan de ellos cuando ya están en prisión y ése es el último lugar en el que tendrían que estar”, explica el jefe del reformatorio de Mozhaisk (población situada a 110 km de Moscú), Serguéi Popkov.

Varias regiones rusas tienen programas que ayudan a luchar contra la delincuencia juvenil. A los jóvenes se les ofrece participar en diferentes tertulias o hacer deporte para ocuparlos con algo y alejarlos de la calle. A Oleg le quedan tres años más detrás de las rejas. Pronto será trasladado a una cárcel para adultos. Cuando salga de allí, quiere ser periodista. Y espera tener una vida normal en libertad.

La mayoría de los delitos de menores de edad se perpetran en la oscuridad. Para prevenir esto, los parlamentarios rusos aprobaron enmiendas especiales a la Ley de los Derechos del Niño. Según éstas, los que aún no cumplen 18 años no pueden permanecer fuera de su casa después de las diez de la noche. El problema es que cuando los padres pierden el control sobre sus propios hijos, la calle se convierte en su escuela.