Washington y todo el mundo examinan las nuevas filtraciones
La Administración de Barack Obama ha dispuesto que las agencias federales examinen con urgencia los procedimientos emprendidos para salvaguardar la información clasificada del Departamento de Estado y otros importantes órganos de la autoridad. Así es la respuesta a la reciente filtración de los nuevos 250.000 documentos, tanto textos como vídeos, publicados hace varias horas en el sitio web de WikiLeaks.
Acorde a un mensaje obtenido por la agencia Associated Press, la Oficina de Gobernación y Presupuesto exigió a las agencias federales que instituyesen equipos especiales para evaluar las medidas que debían asegurar que los empleados no tengan acceso a ninguna información clasificada, fuera de lo que es necesario para desempeñar sus funciones cotidianas. El director de la oficina, Jacob Lew, aseveró que el fracaso de las agencias en sus intentos de salvaguardar la información clasificada es inaceptable y no será tolerado. Lew opina que los documentos del Departamento de Estado divulgados dañaron significativamente la seguridad nacional y los intereses estadounidenses.
Toda una serie de reiteradas filtraciones de documentos clasificados de EE. UU. a través de la iniciativa de WikiLeaks acaba con la ilusión de que el gabinete que lidera Hillary Clinton lo tiene todo bajo control, opinan los expertos invitados para evaluar el significado de la nueva publicación. Enseña y comprueba a todo el mundo los métodos, muchos prohibidos, que la Administración del país utiliza para lograr sus objetivos y los sellos cínicos que estampa sobre cualquier personalidad que se distancie de una conducta deseada por Washington.
Uno de los expertos de RT, Alexéi Krávchenko, vaticina “una bronca tremenda de todos contra todos”, motivada por las contradicciones que la información publicada provocará dentro de la sociedad norteamericana, entre las autoridades estadounidenses y sus aliados. Las réplicas que resonaron el propio día de la aparición en los medios, confirman esta reflexión desde todas las partes del mundo.
En particular, el Gobierno de Pakistán negó hoy que estuviera enriqueciendo uranio mediante un reactor nuclear experimental y recalcó, en respuesta a las nuevas filtraciones, que “nadie puede tocar” sus instalaciones nucleares, como las de un “Estado nuclear con tecnología avanzada”. Entre otras cosas, los documentos publicados por la conocida página y adelantados por el rotativo The New York Times se referían a las relaciones de dicho país asiático con Arabia Saudí.
Informaciones por las que el Ministerio de Exteriores pakistaní se vio obligado a tachar de “extremadamente negativas” y “contrarias a los hechos” en referencia a los textos concernientes a las relaciones de ambos países. “La clase dirigente, el Gobierno y el pueblo de Pakistán no sólo tienen un gran aprecio ante la clase dirigente y el pueblo de Arabia Saudita sino que es más, les consideran como verdaderos amigos y hermanos”, declara un comunicado oficial.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad supuso que la exhibición de la información clasificada no era un escape sino que había sido organizada por la propia Administración estadounidense. Expresó su confianza en que la publicación de opiniones particulares de los empleados ministeriales sobre las relaciones entre uno y otro país no afectará a las propias relaciones. Agregó en su comentario que el 'juego de WikiLeaks' no merece que uno lo comente y pierda tiempo estudiando aquellos documentos.
En el mismo sentido que Ahmadineyad se expresó el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov. Dijo que “es, por cierto, una lectura entretenida”, pero su país se regiría no por los escapes de esa índole, sino por las actuaciones concretas de su contraparte en Estados Unidos.