El Senado de EE. UU. va a redactar el START antes de votarlo

La no ratificación por el Senado estadounidense de una nueva redacción del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas —el cual fue firmada por los presidentes de EE. UU. y Moscú en pasado abril— puede llevar al acrecentamiento de la competición entre ambos bloques en la carrera armamentista. Con tal advertencia intervino ante sus colegas el influyente senador republicano Richard Lugar, gran experto en las relaciones exteriores, al abrirse los debates sobre el tema.

“A los miembros del Senado les sugiero que tomen conciencia, qué consecuencias tendrá el fracaso con la ratificación del START para nuestra seguridad nacional en una perspectiva más ancha —avisó—. La negativa del Senado de Estados Unidos de aprobar el Tratado traería consigo el acrecentamiento de la competición con Rusia en el campo de los armamentos. Esto garantizaría el descenso de la transparencia (...); eso debilitaría la cooperación entre las instituciones de defensa de EE. UU. y Rusia. Eso complicaría nuestro planeamiento militar”.

Richard Lugar, senador por Indiana desde 1977, es uno de los pocos republicanos que apoya de una manera consecutiva y explícita el START desde la primera redacción de este documento en la época de Mijaíl Gorbachov y su nuevo modo de pensar. En dos ocasiones, en los períodos de la predominancia republicana, presidía el Comité para las relaciones exteriores. No ha de extrañar por eso que se vio uno de los primeros participantes de los debates que expuso su punto de vista en favor del acuerdo.

Por el momento se discute en la sesión de la Cámara Alta del Congreso la presentación de una serie de enmiendas. Entre ellas aparecen unas propuestas arriesgadas, como la de cambiar de preámbulo para el acuerdo, borrando la mención de cualquier vínculo entre los armamentos estratégicos ofensivos y el escudo defensivo. En la inclusión de este párrafo había insistido durante la etapa de las negociaciones previas, anteriores al firmado, la parte rusa.

Para ratificar el START III son imprescindibles por lo menos 67 votos de 100. Un día antes los demócratas aseguraban que los tendrían, debido al apoyo del documento por parte de una decena de sus colegas republicanos. No obstante, el número de los senadores que apoyaron el propio planteamiento de los debates del acuerdo básico de desarme en la agenda de la jornada se redujo a 66 contra los 32 que preferirían postergar la revisión del documento hasta los comienzos del año que viene.

Una vez terminadas las mesas redondas, los miembros de la Cámara Alta tendrán que votar en pro o en contra de la resolución, en la que se diría que el Senado “da el consejo y el beneplácito a la ratificación del tratado entre los Estados Unidos de América y la Federación Rusa sobre las medidas para la reducción y la restricción ulterior de los armamentos estratégicos ofensivos”.

Una medida controvertida y polémica buscada por los republicanos ha sido la solicitud de pronunciar todo el documento en voz alta durante la sesión plenaria y otras tácticas dilatorias contra el voto definitivo, por lo que desde la Casa Blanca se exhortó: “Cada minuto desperdiciado para recitar el texto del START amplía aquel intervalo de tiempo durante el que estamos privados de toda oportunidad de inspeccionar las instalaciones nucleares rusas”. Con eso se refería al hecho que el documento anterior que regulaba el tema —el START II, puesto en vigencia en 2000— caducó el 1 de enero de este año sin ser reemplazado con una nueva edición del acuerdo, pese a que la parte rusa había invitado a la Casa Blanca a elaborar un documento semejante a partir de la llegada de Barack Obama.