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Movimiento 20 de febrero: el turno de Marruecos para exigir reformas

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Los tambores de guerra contra la tiranía están penetrando en todos los rincones del mundo árabe como la arena del desierto. Pero no es una guerra sangrienta la que están librando los ciudadanos, sus armas en la búsqueda de libertad y de una vida digna son la unión, la solidaridad y, sobre todo, l

Los tambores de guerra contra la tiranía están penetrando en todos los rincones del mundo árabe como la arena del desierto. Pero no es una guerra sangrienta la que están librando los ciudadanos, sus armas en la búsqueda de libertad y de una vida digna son la unión, la solidaridad y, sobre todo, la palabra. Una palabra que gritan jóvenes y mayores, hombres y mujeres, en el centro de las ciudades y a través de internet.

Las nuevas generaciones son conscientes de que internet es una ventana para que el mundo les escuche y se asoman a ella para 'gritar' su realidad. Por eso la red se ha convertido en un catalizador de las emociones contenidas y ha propiciado que los deseos de renovación se extiendan como una pandemia. Y ahora es el turno de Marruecos, que se estremece bajo el sentimiento 'ana maghribi' ('soy marroquí').

Así comienzan las declaraciones de 15 marroquíes –la mayoría jóvenes, salvo una señora con 'hiyab'– que aparecen en un vídeo de dos minutos que circula por Youtube estos días y en el que explican sus razones para manifestarse este domingo 20 de febrero. "Soy marroquí y saldré el 20 de febrero por un Marruecos mejor y sin 'hogra' (humillación a la que someten los poderes públicos al ciudadano), dice uno de ellos. "Soy marroquí y saldré el 20 de febrero para que los enfermos puedan acceder a los hospitales y obtengan cuidados médicos sin que sea necesario tener enchufe". Otro saldrá a las calles para que sean "juzgados los ladrones que han destrozado el país" y otro por "una Constitución popular y democrática".

El vídeo, que cuenta ya con casi 300.000 visitas, no es la única iniciativa de cara al 20 de febrero. A través de Facebook se han convocado también manifestaciones para este domingo en las principales ciudades marroquíes. Los convocantes le piden al rey Mohamed VI que "derogue la actual Constitución", cuyo artículo 19 le otorga un poder casi absoluto, que luche contra la corrupción y que libere a los presos de conciencia.

El bautizado Movimiento 20 de febrero se siente también en las calles. Donde no llega internet se sigue el sistema de toda la vida: el boca a boca. Se han repartido panfletos y octavillas en casi 20 ciudades marroquíes donde se están convocando las manifestaciones, como Casablanca, Marraquech o Rabat. También se han creado comités locales y células para seguir las informaciones que aparecen en los medios sobre las manifestaciones, así como para unificar las consignas que se gritarán el domingo.

Cuentan con el apoyo de unos 30 organismos entre asociaciones de derechos humanos del país, sindicatos, partidos políticos de izquierda y de la corriente islamista ilegalizada Justicia y Caridad, del Jeque Yassin, que cuenta con gran éxito entre la población.

Mientras crece la fama de este movimiento, crece también la crispación y las detenciones. El jueves fueron detenidos e interrogados dos menores en Kenitra y cuatro jóvenes, uno de Casablanca y tres de Marraquech, según denuncia la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, que se ha sumado a las reivindicaciones del Movimiento 20 de febrero.

Mohamed Elaouni, representante de la Instancia Nacional por una Constitución Democrática y de la Red de Apoyo a las Revueltas Magrebíes, denuncia las intimidaciones que se están produciendo contra el movimiento. "Les han llegado a acusar de aliarse con la inteligencia extranjera, han pirateado sus cuentas y se han explotado algunos medios de comunicación en Marruecos para denostarles", asegura Elaouni.

Es el caso de Oussama El Khlifi, representante del Movimiento, acusado en algunos medios marroquíes de cristiano, alcohólico, homosexual y de quemar el Corán. El gobernador de Salé, población donde vive su familia, presionó a su padre, que es funcionario de la Policía. "Le dijeron que si no era capaz de pararme él, lo harían ellos", cuenta El Khlifi.

Por su parte, el Gobierno marroquí espera con tranquilidad las manifestaciones. El Ejecutivo alauí señala que las protestas forman parte de su democracia. "Marruecos reconoce una media de 24 protestas y reivindicaciones diarias, lo cual nos permite rivalizar con las mayores democracias", aseguró esta semana el portavoz del Gobierno, que añadió que se escucharán las reclamaciones de los jóvenes.

Medio mundo tiene los ojos puestos en Marruecos pendiente de este domingo 20 de febrero, día en que sus ciudadanos saldrán a la calle a clamar por su derecho a una vida mejor. Al final del día se verán los resultados de la jornada y si realmente pueden exigir con libertad sin sufrir represalias o se convierten en otro polvorín árabe sacudido por la represión.

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