El sofismo del ‘Poder Inteligente’

Los expertos de la política exterior de Estados Unidos han salido de la oscuridad y han dado un nuevo giro al concepto del ‘Poder Inteligente’ (‘Smart Power’) como fundamento de la estrategia de seguridad nacional estadounidense.

En teoría este cambio es en apariencia impecable. En la práctica, si hay que ver para creer, no se asombren mucho si el ‘Poder Inteligente’ termina ‘quitándole al Poder la Inteligencia’.

La idea no es simplemente atractiva, sino irresistible. Es como dos municiones para la protección de la política exterior estadounidense. Los ‘intereses globales’ o ‘planes imperiales’ (la definición exacta depende de las preferencias políticas de cada uno), la combinación del ‘Poder Duro’ (‘Hard Power’) militar y el ‘Poder Blando’ (‘Soft Power’) de la diplomacia, si están bien calibrados, crea un efecto de sinergia dramática, representado por el ‘Poder Inteligente’, enfoque global del Gobierno.

En realidad, en el telón de fondo compuesto por oportunidades y amenazas, la implementación de la política exterior de EE. UU. no ha podido cuadrar la fórmula que demuestre este teorema perfecto.

La deficiencia intrínseca del ‘Poder Inteligente’ es la falta de equilibrio en la proporción entre los músculos y el cerebro: en el presupuesto nacional el ‘Poder Duro’ militar supera al ‘Poder Blando’ de la diplomacia en más de 10 veces, lo que convierte al Foggy Bottom (Departamento de Estado) en una entidad auxiliar del Pentágono que se encarga de sus relaciones públicas internacionales.

Para construir un puente sobre la brecha entre la noble teoría y la miserable práctica, y también para que los generales y los diplomáticos sean socios de verdad, los legisladores estadounidenses tuvieron que reducir la exuberancia irracional del Departamento de Defensa y convertir las intenciones del Departamento de Estado en más amistosas.

Sólo en el caso de que los presupuestos asignados al Pentágono y al Departamento de Estado estén igualados, el ‘Poder Inteligente’ podrá ser un camino de veras innovador y práctico.

Hasta que no se lleve a cabo este importante avance, el ‘Poder Inteligente’ será una quimera para la Casa Blanca a la que le arrebatará la ‘Inteligencia’ en su propia tierra y fuera, fomentando sentimientos anti-estadounidenses en la ‘generación-Web’ del siglo XXI.