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El síndrome de Chernóbyl

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La más ominosa catástrofe nuclear, la de Chernóbyl, todavía afecta las vidas de los supervivientes. Pero hoy en día la sociedad está en alerta debido a la tragedia de Japón.
El síndrome de Chernóbyl

La más ominosa catástrofe nuclear, la de Chernóbyl, todavía afecta las vidas de los supervivientes. Pero hoy en día la sociedad está en alerta debido a la tragedia de Japón.

Inga y su hermana gemela Olga nacieron en 1984 en Ucrania. A los 2 años de edad les tocó vivir la catástrofe nuclear de Chernóbyl. Sus padres veían a otras familias abandonar el país, pero ellos no tenían adónde huir. Se quedaron allí a criar a sus dos hijas, en medio de las peores condiciones ambientales de la historia.

Inga Sas cuenta: “La situación era terrible. La gente no sabía qué hacer, cómo salvar a sus hijos. Mi madre estaba asustadísima. Tenía dos bebés y no sabía cómo alimentarlos ni cómo protegerlos de lo sucedido. Lavaba la fruta y las verduras mil veces. No abría las ventanas y no nos sacaba a la calle. Luego, en el colegio, íbamos al médico cada dos por tres para hacernos chequeos especiales, ya que éramos niñas de Chernóbyl”.

Inga actualmente vive en Moscú y prefiere no recordar aquella tragedia nuclear. Sin embargo, es consciente de que los efectos de la radiación no son inmediatos. Ella considera que la naturaleza todavía no ha terminado de castigar a todos los que estuvieron expuestos a las sustancias tóxicas.

“En Ucrania ahora hay mucha gente que muere de cáncer. Yo creo que los niños de mi generación serán las verdaderas víctimas de Chernóbyl”, opina la joven.

Cuando explotó el cuarto reactor de la central de Chernóbyl, las partículas radiactivas cayeron a la superficie con las lluvias, incluso en Suecia. Con el tiempo, llegaron a contaminar Gran Bretaña e Irlanda. La población de toda Europa estuvo en vilo por temor a la radiación.

¿De dónde viene esta fruta? Una pregunta que 25 años después de la catástrofe de Chernóbyl no sorprende a los vendedores, ya que todavía hay mucha gente que tiene miedo de comprar productos que han crecido en la zona afectada.

¿Pasará lo mismo con Japón? Al accidente en la central atómica de Fukushima-1 se le adjudicó el sexto nivel de gravedad, según la escala internacional INES. La catástrofe de Chernóbyl en 1986, la más nefasta de la historia, recibió el séptimo nivel, el más alto. A los especialistas solo les resta esperar a ver qué hace el viento, que en estos momentos parece lo único que podría arrastrar la contaminación fuera de las zonas pobladas.

Según los expertos, los isótopos suben a la atmósfera y el viento les puede hacer recorrer distancias más cortas o más largas. Caen a la tierra solo cuando se encuentran con una nube. Esas lluvias tóxicas son un peligro. Lo que pasó hace 25 años en Ucrania se está repitiendo ahora en Fukushima.

Como resultado de las explosiones en la central nuclear japonesa las autoridades evacuaron a decenas de miles de personas. En Tokio ya se ha registrado la presencia de yodo y cesio en la atmósfera. En la zona más afectada las sustancias tóxicas ya se encuentran en el agua potable.

Mientras tanto, ecologistas de todo el planeta piden reconsiderar las medidas de seguridad en las plantas atómicas, ya que con la energía nuclear no hay accidentes pequeños. Cada uno es fatídico.

Como indica el ecologista Elio Brailovski, “tanto Japón, como el resto del mundo, tendrá que revisar los protocolos de seguridad en las centrales atómicas, habrá que volver a ver si los criterios han sido los adecuados o no, especialmente en aquellas instalaciones ubicadas en zonas de riesgo sísmico”.

El mundo se enteró del accidente de Chernóbyl casi dos semanas después de que pasara. El gobierno soviético durante mucho tiempo no hizo públicos todos los datos, alegando que no quería provocar pánico.

Por ahora, los analistas se abstienen de hacer pronósticos definitivos sobre Fukushima. Y advierten que en este momento, lo más importante es garantizar la seguridad de los ciudadanos y para ello es necesario mantenerlos bien informados.

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