Rusia celebra el Día de su bautismo
El Día del Bautismo de Rusia se celebra este jueves en Moscú, otras ciudades y pueblos del país.
La festividad cuenta tan solo con un año de historia, pero se fundamenta en más de un milenio de tradición popular y eclesiástica que veneraba el momento histórico en el que el príncipe Vladímir de Kiev, monarca del primer estado constituido por las tribus rusas, la antigua Rus, decidió a bautizar a sus hijos, sus sirvientes, su ejército y su pueblo. Coincide además con la jornada conmemorativa del propio soberano beatificado y canonizado por la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Hace tres años el Concilio Episcopal de la Iglesia Ortodoxa Rusa ordenó oficiar este día las misas según los cánones de gran fiesta y recurrió a las autoridades federales para que otorgaran a esta jornada el vigor de una celebración estatal. En Ucrania la misma fecha ya hace años había sido reconocida como una jornada festiva bajo el nombre del ‘Día del Bautismo de la Rus de Kiev’.
Existen varias leyendas acerca de las circunstancias, los hechos precedentes a la toma de la histórica decisión que aluden a una opción libre, basada en el envío de unas delegaciones a distintos centros de la fe monoteísta (como Jerusalén, Roma, Bagdad y Constantinopla) y la invitación de unos embajadores de las mismas. Pero los historiadores profesionales sugieren que la elección era totalmente práctica.
Primero, los intereses del estado en desarrollo, como fue el de Kiev, exigían negarse al paganismo con sus múltiples deidades tribales e instaurar una creencia unificada que observara el principio: un estado sólido; un señor único, el príncipe y un dios todopoderoso. Segundo, las condiciones internacionales propiciaban aquella decisión: todo el mundo europeo (para aquel entonces, menos Lituania, las tribus finesas y la Bulgaria del Volga) se habían bautizado, y era preciso que Rusia no permaneciera como una extremidad pagana.
El contexto histórico supone también la invasión de Quersoneso, una colonia griega en la península Crimea, por las tropas de Vladímir. Al apoderarse de Quersoneso, el príncipe que gobernó la Rus unipersonalmente desde los 17 años de edad, demandó al emperador bizantino Basilio II que le enviara a su hermana como novia, puesto que quería que la Rus adquiriese el habito medieval de matrimonios ‘diplomáticos’ entre los monarcas. Amenazó con una marcha bélica contra Constantinopla y el emperador aceptó la exigencia del príncipe ruso, pero con una condición única: que él se bautizara para que la princesa se casara con un correligionario.
Después de que Vladímir cumpliera con aquel compromiso —se supone que eso sucedió en la propia ciudad de Quersoneso— volvió a Kiev con un grupo de sacerdotes ortodoxos, aproximadamente en julio de 988. Estaba decidido a bautizar del mismo modo a sus doce hijos nacidos de los matrimonios anteriores y a todos sus próximos y los fámulos, para que la esposa griega, Ana, entrara en un hogar cristiano. Era el primer paso hacia lo que luego fue denominado el 'Bautismo de Rusia'.