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Vender órganos para sobrevivir a la crisis

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La crisis económica empuja a los más desesperados a acudir a las medidas más dramáticas para obtener dinero para poder subsistir. Mientras que unos siguen buscando trabajo, otros anuncian que están dispuestos a vender parte de su cuerpo. El lucro es mutuo: uno no muere por la enfermedad, otro rec
Vender órganos para sobrevivir a la crisis

La crisis económica empuja a los más desesperados a acudir a las medidas más dramáticas para obtener dinero para poder subsistir. Mientras que unos siguen buscando trabajo, otros anuncian que están dispuestos a vender parte de su cuerpo. El lucro es mutuo: uno no muere por la enfermedad, otro recibe su dinero y sigue viviendo sin un órgano.

Sin embargo comercializar con órganos conlleva penas de hasta 12 años de prisión. El Registro Mundial de Trasplantes informa que España dispone de 32 donantes renales por millón de habitantes, siendo el líder mundial en este aspecto. Sin embargo, sigue sin ser suficiente, ya que unas 5.000 personas están a la espera de un riñón.

Mientras que más de 1,6 millones de personas siguen con el tratamiento de diálisis solo una quinta parte de los enfermos por año reciben el órgano que necesitan. Esta desproporción y el deseo de vivir generan una alta demanda de pacientes con recursos para pagar por su salud en el mercado negro.

Según el informe Organ Tafficking de la ONU el precio medio de un riñón es de 120.000 euros. El Código Penal y la directiva del Parlamento Europeo sobre trasplantes establece que la donación debe basarse en los principios de voluntariedad, gratuidad, finalidad terapéutica y anonimato. Así recibir dinero por ayudar con un órgano pasa a ser una infracción de la ley.

Sin embargo el economista Alex Tabarrok, asesor de LifeSharers.com, está a favor de una donación con fines comerciales y llama a legalizarlo para el bien de los vendedores y compradores: "Si las ventas son voluntarias, hay poco que objetar moralmente, porque tanto el comprador como el vendedor se benefician. En un mercado negro, la trasparencia es escasa, los donantes están más desprotegidos frente a la desinformación y el fraude, y es posible que no reciban los cuidados adecuados después de la operación".

Pero hay quien opina de forma contraria. Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes, considera que este hecho pondría a los seres humanos a la altura de los animales. "Permitirlo sería como consentir la esclavitud, porque se trata de tráfico humano. Los pacientes ricos del primer mundo irían a por los riñones de los pobres del tercer mundo y aquello se convertiría en una carnicería. Es inconcebible que los Gobiernos autoricen algo semejante en un mundo civilizado".

Sin embargo la venta de órganos sigue siendo un negocio rentable. Así la Comisión Nacional de Derechos Humanos enumera 15 estados de México donde se realiza el tráfico humano con fines de tráfico de órganos. Mientras que la comercialización está prohibida en varios países, otros muchos como Irán, Pakistán, Ucrania, Sudáfrica y Filipinas, ofrecen clínicas y asistencia médica a disposición de los vendedores y compradores.  

Las islas Filipinas son un centro bien conocido para el “turismo de trasplantes”. Desde los años noventa hasta 2008 la cantidad de trasplantes aumentó continuamente. En estos casos los vendedores de órganos son trasladados con el comprador a Manila para ser operados. 

Mientras que la cuestión de la comercialización voluntaria de órganos sigue siendo polémica, el tráfico humano con los mismos fines pero en contra de la voluntad de los 'donantes' sigue siendo la tercera fuente de ingresos para el crimen organizado después del tráfico de drogas y del de armas.

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