Moscú protesta la entrada en el mar Negro de un buque de EE. UU. con tecnología antimisil
La entrada en el mar Negro de un crucero estadounidense equipado con sistema antimisil demuestra a las claras que Washington ignora las preocupaciones de Moscú en esta materia, declaró este domingo el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores.
El crucero Monterey, provisto del sistema antimisiles balísticos AEGIS, participa estos días en los ejercicios navales Sea Breeze 2011 entre EE. UU. y Ucrania.
“Dejando a un lado el asunto pendiente de acuerdo sobre la arquitectura del escudo antimisiles en Europa [...], Rusia quisiera saber qué agravamiento sobreentiende el Mando estadounidense que se ha producido [en el Mar Negro] para desplazar del Mediterráneo hacia el Este a la principal unidad del sistema de defensa antimisiles territorial que está formando la OTAN”, comentó el ministerio.
La primera fase del programa “gradual adaptable” de la construcción de la parte europea del sistema global antimisiles, diseñado por EE. UU., estipula el despliegue en el Adriático, el Egeo y el Mediterráneo de un grupo de buques estadounidenses destinados a proteger a los países del sur de Europa contra posibles ataques misiles desde “Estados parias”, como Irán y Corea del Norte.
Según la versión oficial estadounidense, esos buques podrían entrar también en el mar Negro si fuera necesario, por ejemplo si se agrava la situación en la región.
“Si se trata de una visita común a esta región tan sensible, ¿por qúe se escogió una nave con este tipo de armamento? ¿Y qué papel cumple el sistema antimisiles de Monterey en el guión de las operaciones Sea Breeze 2011 para combatir la piratería?”, se pregunta el ministerio.
La diplomacia rusa reitera que Moscú considera tales sucesos como una amenaza para su seguridad.
“Que este tipo de sorpresas surjan ya en la primera fase de la puesta en marcha del 'enfoque adaptable' de EE. UU. evidencia el alto nivel de ambigüedad estratégica que genera el programa antimisiles estadounidense”, sostiene el ministerio. “Por todo ello resulta lógico preguntarse en qué medida se puede confiar en las declaraciones orales [de EE. UU.] de que [el escudo] no va dirigido contra Rusia”, concluyó Moscú.
En el marco de las negociaciones del Consejo entre Rusia y la OTAN, la alianza noratlántica se negó este mes a dar garantías jurídicas que demuestren que el escudo antimisiles europeo no va dirigido contra Rusia. Tampoco aceptó la propuesta de Moscú de crear un sistema común. El ministro de defensa ruso, Anatoli Serdiukóv, señaló a este respecto que si la Alianza Atlántica desoye la propuestas de Moscú podría desencadenarse una nueva carrera armamentística.
El despliegue del escudo antimisiles "disminuirá el poder de contención nuclear de Rusia", dijo el titular de Defensa. "Lo hemos dejado claro tanto a nuestros socios estadounidenses, como a los de la OTAN. Esperamos poder progresar en este asunto de alguna manera, aunque tenemos la impresión de que no se nos escucha", lamentó Serdiukov.