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Las luces de las ciudades podrían convertirse en una 'bomba' ecológica

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La iluminación artificial urbana mata a los insectos nocturnos, lo que a su vez conlleva la alteración de toda la cadena trófica, impactando muchas aves y otros animales de nuestros sistemas ecológicos.

La iluminación artificial urbana mata a los insectos nocturnos, lo que a su vez conlleva la alteración de toda la cadena trófica, impactando muchas aves y otros animales de nuestros sistemas ecológicos.

La polución lumínica del cielo nocturno hace mucho está reconocida como un grave problema ecológico. Aunque a los habitantes de grandes ciudades normalmente no les moleste mucho la imposibilidad de contemplar las Vía Láctea desde su balcón, la iluminación artificial impacta gravemente la existencia de otros seres con los que compartimos el hábitat.

Los insectos sufren por las luces porque se orientan por las estrellas. Una pequeña valla publicitaria iluminada provoca la muerte de cerca de 350 insectos al año. La disminución de su población, a su vez, puede perjudicar la cadena trófica, lo que amenaza con una verdadera catástrofe ecológica, porque muchas especies de aves y otros animales llegarán a carecer de comida, indican científicos alemanes.

Christopher Kyba de la Universidad Libre de Berlín y el ecólogo Franz Holker, coordinador del proyecto Verlust der Nacht, estudian el nivel de la polarización de la luz en las ciudades. Los insectos que llevan un modo de vida nocturno, utilizan para la navegación la “brújula” de la luz que procede del cielo, pero su visibilidad depende del grado de polarización de la luz. La iluminación intensa de las farolas urbanas reduce la polarización, debido de lo cual los insectos pierden su rumbo y van a parar adentro de las lámparas o mueren contra el vidrio.

Mientras que en condiciones normales el grado de la polarización es el 70-80%, en Berlín -por ejemplo- este baja al 55% debido a la contaminación del aire con aerosoles y por la noche se reduce hasta el 11%, indican los investigadores. Incluso fuera de la ciudad, este índice sube a tan solo el 30%. Las mediciones fueron hechas en invierno, aunque la actividad de los insectos es más alta en verano. Además, el nivel de la iluminación de las calles de Berlín es mucho más bajo que en otras ciudades, indican los especialistas alemanes.

Cabe recordar que a este problema lo sufren no solo los insectos, sino también las aves migratorias, que se mueren por el frío al ser desviadas y no poder encontrar su ruta. Durante mucho tiempo la farolas brillantes en la costa de Florida atrajeron a las tortugas marinas recién nacidas que encontraban su muerte bajo las ruedas de los automóviles, antes de que las autoridades resolvieran ese problema. Por ejemplo, a los propietarios de los inmuebles en la zona les obligan a apagar las lámparas de los jardines y cubrir las ventanas con cortinas.

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