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Cuando los niños son el arma arrojadiza

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En los últimos meses Argentina ha sido testigo de toda una serie de crímenes en los que las víctimas fueron niños. Los homicidas encuentran en ellos la forma más perversa de saldar conflictos entre adultos.
Cuando los niños son el arma arrojadiza

En los últimos meses Argentina ha sido testigo de toda una serie de crímenes en los que las víctimas fueron niños. Los homicidas encuentran en ellos la forma más perversa de saldar conflictos entre adultos.

El asesinato de la niña Candela Rodríguez de 11 años conmovió hace unos meses a todo el país por su crueldad."Salió de una reunión de los boy scouts y desapareció. Empezamos con la búsqueda...Se cerraron todas las fronteras y a los ocho días la encontraron muerta. Y bueno, la lloró todo un país", recuerda Carola Labrador, madre de la niña asesinada.

Según las pesquisas, la menor fue asfixiada hasta la muerte. Aparentemente, se trataría de un acto de venganza contra su padre. De momento han sido detenidas seis personas, pero detrás de estos datos fríos se esconde un drama humano: el desconsuelo que vive la mamá de Candela.

"Hoy me sigo preguntando por qué no me mataron a mí. ¿Qué culpa tenía ella? Con sus once añitos ¿a quién pudo hacerle mal? Mi hija estuvo once años a mi lado y pasar un solo día sin ella me resulta muy triste", confiesa la mamá de la niña asesinada.

Recientemente, otro pequeño de 9 años, Tomás Santillán, fue asesinado supuestamente por su padrastro para vengarse de su ex esposa. El hombre ya había amenazado a la mujer en numerosas ocasiones con golpearla "donde más duele".

Según Ricardo Canaletti, periodista especializado en temas policiales, la violencia en familias suele tener como víctimas a los niños."Y corremos el riesgo de considerar estos casos como habituales, que es lo que no debemos permitirnos", subrayó él.

Frente a estos crímenes la nación reaccionó con indignación. Las masivas marchas de repudio no se hicieron esperar para reclamar Justicia con un grito unánime.

Sin embargo, muchos especialistas consideran que la aplicación de las leyes no basta para eliminar este fenómeno. De hecho, no hay duda que los culpables recibirán las máximas penas posibles: el problema radica en la moral imperante.

"Yo creo que, lamentablemente, estamos perdiendo mucha cultura, muchos valores. Hoy en día la vida cada vez vale menos. Hay una frase que motivó las largas charlas con Carola y es: 'Que no se metan con los chicos'", expresa Fernando Burlando, abogado Defensor de la familia.

Los criminólogos hablan también del "efecto mimético". Así como algunas personas son más propensas que otras a la hora de copiar un estilo en la forma de vestir, hay individuos con impulsos asesinos que siguen el ejemplo de otros, incluso si se trata de una conducta aberrante.

Muchos intentan achacar este tipo de comportamiento criminal a la tensión que supone hoy la vida cotidiana y que cada día pone a prueba la capacidad de resistencia psíquica de la gente. De todas formas, no hay justificación posible para aquellas personas que, al no poder afrontar sus problemas, ven en los niños indefensos la forma de asestar un duro golpe a los adultos.

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