¿Protección oscura? La Santa Muerte, ‘entidad’ milagrosa de doble cara

Tanto la gente honrada, como todos tipos de criminales de varios países latinoamericanos han elegido la polémica figura de la Santa Muerte como el objeto de su devoción. Le hacen peticiones de amor, suerte y dinero y algunas personas ya han vivido sus milagros.

Santo pagano

En México se la conoce como La Santa Muerte, y en la Argentina y Paraguay como San La Muerte. La “entidad”, como la llaman algunos seguidores, rechazada por la iglesia católica, se ha hecho especialmente popular entre los delincuentes que hacen “pactos” con ella con la esperanza de salir indemnes de sus actos ilícitos.

Pero entre los fieles de San La Muerte hay todo tipo de personas, también gente de buenas intenciones presenta sus peticiones y plegarias a la entidad.

Daniel Torres, director de uno de los santuarios en la provincia de Buenos Aires, afirma que él no juzga la calidad moral de los creyentes.

“Si viene una persona a pedir el mal... allá la persona con la entidad. Sabrá lo que le ofrece, lo que pide y lo que tiene que hacer. No es el caso de las personas que vivimos acá o de la mayoría de los devotos que vienen. Ya venga un ladrón o un afectado por un ladrón, para el Santo es una persona que necesita ayuda. No está para juzgar lo que hacemos las personas”, afirma Torres.

Siglos de devoción

Aunque existen diversas versiones sobre el origen de esta creencia, muchos afirman que la historia comenzó con un monje católico que se dedicó a hacer el bien en el siglo XVIII. Fue apresado por las autoridades y encerrado hasta la muerte en una celda estrecha. Su cuerpo fue hallado tal y como se venera ahora.

Los fieles de San La Muerte le hacen las más variadas ofrendas: desde cigarrillos y alimentos hasta bebidas alcohólicas. Algunas personas le atribuyen incluso varios milagros a esta imagen.

Según confiesa uno de los devotos de San La Muerte, Claudio Sánchez, cuando en Buenos Aires hubo una epidemia de bronquiolitis, “estaba en una sala de espera con mi hijo en brazos y mi señora esperando que haya un lugar, porque no había lugar en las clínicas. Entonces agarré la imagen y se la pasé por todo el cuerpo de mi hijo. Y le dije: “Santito, por favor, cúralo y yo te voy a ser fiel a vos”.

La curación de su hijo convirtió a Claudio en un fiel seguidor de San La Muerte, y uno de los asiduos al santuario.

¿Un culto más o una excusa que alimenta los pensamientos y fantasías de los que cometen actos delictivos?

Lo cierto es que la devoción a San La Muerte o La Santa Muerte está bastante extendida en América Latina. Sus atributos, la calavera y la guadaña, no parecen precisamente amistosos. Pero muchos, ilusos o fieles creyentes, ponen sus esperanzas en esta tradición que avanza, especialmente, entre los sectores más pobres.