China dejará de trasplantar órganos de presos ejecutados

China planea abandonar la práctica de trasplantar órganos de los presos ejecutados en un plazo de tres a cinco años, según anunció el viceministro de Sanidad del país asiático, Huang Jiefu.

Para llevar a cabo este plan, las autoridades chinas han puesto en funcionamiento experimentalmente un programa nacional de donaciones en 16 de las 31 provincias del país.

Actualmente los reos condenados a la pena capital siguen siendo la fuente principal de órganos para trasplantes debido a la alta demanda de este tipo de intervenciones que hay en China y a la escasez de donantes. Anualmente alrededor de 1,5 millones de ciudadanos chinos necesitan un trasplante, no obstante, solo 10.000 reciben un órgano nuevo.

La falta de donantes en el país ha originado el crecimiento del comercio ilegal de órganos. En 2007 Pekín aprobó una ley que prohíbe este negocio.

Las autoridades chinas reconocen que los presos condenados a muerte no son una fuente adecuada de órganos. Sus órganos a menudo están en mal estado, por lo que el nivel de supervivencia de los receptores de los mismos en China está muy por debajo de los índices de otros países.

Y el problema no radica solo en el aspecto sanitario, el factor ético también cuenta, pese a que las autoridades chinas aseguran que antes de extirparle al condenado un órgano, se obtiene su consentimiento por escrito. No obstante, diferentes organizaciones de derechos humanos en reiteradas ocasiones han acusado a las autoridades del país de realizar ese tipo de operaciones sin la autorización de los presos o de sus familiares.