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Cirugía gástrica y alcohol: donde acaba un problema, empieza otro

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Aquellos a quienes se les ha reducido el estómago para bajar de peso tienen más riesgo de desarrollar trastornos y dependencia al alcohol sobre todo dos años después de la cirugía. Así lo revela el Journal of the American Medical Association.
La sociedad estadounidense agobiada por la obesidad ha recurrido constantemente a la cirugía bariátrica (como se conoce a todo un conjunto de procedimientos quirúrgicos, entre ellos el más usado es el bypass gástrico). Los médicos coinciden en que este tipo de tratamiento es más eficaz y más efectivo a largo plazo. Sin embargo, este tipo de intervención no disminuye el riesgo de complicaciones graves. 
Algunos médicos han encontrado pruebas de que la cirugía bariátrica cambia la farmacocinética (procesos de absorción y asimilación del organismo) del alcohol. "Al recibir una dosis estándar de alcohol después de una cirugía, los pacientes mostraron niveles más altos de alcohol en la sangre que antes de la cirugía", aseguran.

Un grupo de científicos de la Universidad de Pittsburgh, en Pensilvania, realizaron un estudio para determinar cómo cambian los trastornos del alcohol después de una cirugía bariátrica. Para eso compararon el registro anual de estos trastornos en pacientes que fueron sometidos a esta cirugía antes y durante el primer y segundo año después de la misma.
En el estudio participaron 2.458 adultos estadounidenses que fueron intervenidos en alguno de los diez hospitales del país especializados en ello. De estos, 1.945 personas fueron evaluadas antes y después de la cirugía, entre el 2006 y el 2011.
Los investigadores encontraron que no hay diferencias entre los síntomas del alcoholismo mostrados un año antes y uno después de la cirugía (7,6% contra 7,3%, respectivamente), pero su gravedad se incrementa significativamente en el segundo año después de la intervención (9,6%). También encontraron un aumento en la frecuencia de consumo de alcohol durante el segundo año después de la cirugía.
Según las estadísticas, en EE. UU. la cirugía gástrica es un 70%  más usada que todas las cirugías para bajar el peso. Pero resulta que este tipo de operaciones duplica el número de trastornos alcohólicos en comparación con la operación laparoscópica, que es un sistema de cirugía de invasión mínima.
Resumiendo los resultados, los autores de la investigación señalan que aunque el aumento del número de los trastornos por alcohol es de un 2 % y puede considerarse una cifra no crítica, de todos modos  se trata potencialmente de unos 2.000 estadounidenses que al despedirse de sus problemas de sobrepeso tendrán que lidiar con los del alcohol.
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