Sociedad
60 años al manillar de una moto conservan la juventud a una abuela rusa
Una anciana de 81 años, residente en la ciudad de Rusia central de Nizhni Nóvgorod, lleva conduciendo motocicletas más de seis décadas, atesorando una experiencia impresionante.
Pasó más tiempo al manillar que nadie en Rusia y sigue conduciendo, asombrando a sus vecinos con su aparentemente infinita energía.
En lugar de ver series, cocinar empanadas o charlar con sus vecinos, Lía Kliúikova prefiere sentir la velocidad al máximo en su potente motocicleta. Ella misma dice ser “una abuela fuera de lo común”, ya que la diversión es la clave de su vida.
Desde los cinco años soñó con ser motera. A esa edad no había nadie que la parara cuando se ponía a dar vueltas por todo el apartamento en su pequeña bicicleta. Desde entonces nunca soltó el manillar. Hace más de seis décadas se sacó el carnet y ahora es una verdadera leyenda.
“Es un ejemplo para mí. Me gustaría llegar a su edad con las mismas ganas de vivir y divertirme”, dice una vecina de la mujer. Su presencia causa alegría por donde va y todo el mundo la llama con cariño “abuelita”.
Al conocer a Lía nadie podría imaginar lo que hacía para ganarse la vida antes de jubilarse: la abuela trabajó toda su vida en un importante centro científico.
Por aquel entonces, el que sería su futuro marido quedó maravillado por su encanto y sentido del humor, que todavía conserva. Su mejor amigo, el 'caballo de hierro', como llama ella a su moto, marcó toda su vida, incluso su luna de miel, ya que la abuela llevó a su marido a su ciudad natal en moto: viajaron ni más ni menos que 1.500 kilómetros. Sin embargo, él nunca entendió la afición de su pareja y la dejó por razones que ni ella misma recuerda ya.
“Claro que tengo algunas arruguitas pero intento estar a la altura de mi oficio. Cuando digo que tengo 81 años, me dicen que no los aparento y que no dirían que tengo tantos”, comenta Lía.
La abuela aprendió a alegrarse con las pequeñas cosas de cada día y cuenta que su experiencia al manillar de una moto es lo que más le reconforta. Ahora Lía encabeza el grupo de moteros de su ciudad y participa en las carreras. Y no importa si gana o pierde en la pista, porque lo más importante ya lo ha conseguido: superar los 80 años y conservar las mismas ganas de vivir y de inspirar a los demás que tenía desde joven.
En lugar de ver series, cocinar empanadas o charlar con sus vecinos, Lía Kliúikova prefiere sentir la velocidad al máximo en su potente motocicleta. Ella misma dice ser “una abuela fuera de lo común”, ya que la diversión es la clave de su vida.
Desde los cinco años soñó con ser motera. A esa edad no había nadie que la parara cuando se ponía a dar vueltas por todo el apartamento en su pequeña bicicleta. Desde entonces nunca soltó el manillar. Hace más de seis décadas se sacó el carnet y ahora es una verdadera leyenda.
“Es un ejemplo para mí. Me gustaría llegar a su edad con las mismas ganas de vivir y divertirme”, dice una vecina de la mujer. Su presencia causa alegría por donde va y todo el mundo la llama con cariño “abuelita”.
Al conocer a Lía nadie podría imaginar lo que hacía para ganarse la vida antes de jubilarse: la abuela trabajó toda su vida en un importante centro científico.
Por aquel entonces, el que sería su futuro marido quedó maravillado por su encanto y sentido del humor, que todavía conserva. Su mejor amigo, el 'caballo de hierro', como llama ella a su moto, marcó toda su vida, incluso su luna de miel, ya que la abuela llevó a su marido a su ciudad natal en moto: viajaron ni más ni menos que 1.500 kilómetros. Sin embargo, él nunca entendió la afición de su pareja y la dejó por razones que ni ella misma recuerda ya.
“Claro que tengo algunas arruguitas pero intento estar a la altura de mi oficio. Cuando digo que tengo 81 años, me dicen que no los aparento y que no dirían que tengo tantos”, comenta Lía.
La abuela aprendió a alegrarse con las pequeñas cosas de cada día y cuenta que su experiencia al manillar de una moto es lo que más le reconforta. Ahora Lía encabeza el grupo de moteros de su ciudad y participa en las carreras. Y no importa si gana o pierde en la pista, porque lo más importante ya lo ha conseguido: superar los 80 años y conservar las mismas ganas de vivir y de inspirar a los demás que tenía desde joven.
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