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10.º aniversario del secuestro del teatro de Moscú: el tiempo no cura
130 globos blancos fueron soltados al cielo por los participantes de la ceremonia conmemorativa frente al Centro Teatral de Dubrovka en Moscú en recuerdo de sendas víctimas mortales del secuestro del año 2002.
Cientos de personas, supervivientes de la tragedia, familiares de las víctimas y personas afectadas por el ataque se reunieron este viernes para recordar los tres días de horror que vivieron los espectadores que acudieron el 23 de octubre de 2002 al Centro Teatral para ver el musical ‘Nord Ost’.
RIA Novosti
Los escalones de la entrada del teatro están cubiertos con flores, candelas y retratos de personas que nunca imaginaron que ese espectáculo será el último en su vida.
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Durante el ceremonia, los asistentes acudieron a la bendición de las cúpulas del templo construido cerca del teatro en honor de las víctimas. Después de un minuto de silencio, algunos de los participantes de los acontecimientos del 2002 se dirigieron al público. Pasada una década completa, uno de ellos afirmó que el tiempo no cura las heridas ni borra los rastros de la tragedia de sus almas.
Uno de los testigos de aquellos terribles acontecimientos, Ígor Denisov, el director del conjunto de baile, contó a RT lo que pasó dentro del teatro cuando los terroristas lo tomaron.
“En aquel momento estaba practicando los bailes en otra parte del edificio. Los terroristas nos vieron. Nos llevaron a todos a una sala, nos sentamos silenciosos en la primera fila y empezamos a darnos cuenta de que ocurría algo terrible”, relata Denisov.
Los asaltantes anunciaron que retendrían a la gente hasta que el Gobierno hiciera salir a las tropas de Chechenia. Al segundo día, los terroristas ni siquiera permitían a la gente moverse y si alguien se levantaba, lo volvían a sentar a golpes. Las personas que se encontraban en la sala, espantadas por la crueldad de los atacantes, estaban sin alimento ni agua.
“Los terroristas nos obligaban a llamar a nuestros parientes y a contarles sus exigencias para que se extendieran por todo el país. Y por estos sufrimientos, al segundo día me empezó a doler el estómago. Tuve peritonitis. Al día siguiente estaba acostado entre los asientos, ni siquiera podía moverme, pero los terroristas no permitían que los médicos hicieran nada… ni siquiera traer medicamentos”, cuenta Ígor Denisov.
Al tercer día del secuestro, las fuerzas de seguridad y las unidades de apoyo empezaron la operación de rescate rociando la sala de conciertos con gas nocivo a través del sistema de aire acondicionado, que aturdió a todos en el edificio y permitió a las tropas rusas entrar. Al cabo de una hora y media el portavoz del Servicio Federal de Seguridad informó de que el teatro estaba bajo control de los servicios especiales y que los 40 integrantes del grupo armado habían sido eliminados.
La tragedia del 'Nord Ost' se saldó con 130 muertos, entre ellos 10 niños. Cinco de los rehenes fueron asesinados antes de que se iniciara el asalto final, otros murieron en los hospitales después de haber sido liberados.
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Los escalones de la entrada del teatro están cubiertos con flores, candelas y retratos de personas que nunca imaginaron que ese espectáculo será el último en su vida.
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Durante el ceremonia, los asistentes acudieron a la bendición de las cúpulas del templo construido cerca del teatro en honor de las víctimas. Después de un minuto de silencio, algunos de los participantes de los acontecimientos del 2002 se dirigieron al público. Pasada una década completa, uno de ellos afirmó que el tiempo no cura las heridas ni borra los rastros de la tragedia de sus almas.
La vista desde dentro de la tragedia
El 23 de octubre del 2002 un grupo de terroristas de origen checheno se apoderó de la sala donde el público presenciaba ‘Nord Ost’, considerado el primer gran musical ruso. Más de 900 personas fueron secuestradas por terroristas armados con explosivos que habían minado el edificio y amenazaban con hacerlo estallar en caso de ser atacados. Advirtieron también que por cada integrante de su grupo muerto, asesinarían a 10 rehenes.Uno de los testigos de aquellos terribles acontecimientos, Ígor Denisov, el director del conjunto de baile, contó a RT lo que pasó dentro del teatro cuando los terroristas lo tomaron.
“En aquel momento estaba practicando los bailes en otra parte del edificio. Los terroristas nos vieron. Nos llevaron a todos a una sala, nos sentamos silenciosos en la primera fila y empezamos a darnos cuenta de que ocurría algo terrible”, relata Denisov.
Los asaltantes anunciaron que retendrían a la gente hasta que el Gobierno hiciera salir a las tropas de Chechenia. Al segundo día, los terroristas ni siquiera permitían a la gente moverse y si alguien se levantaba, lo volvían a sentar a golpes. Las personas que se encontraban en la sala, espantadas por la crueldad de los atacantes, estaban sin alimento ni agua.
“Los terroristas nos obligaban a llamar a nuestros parientes y a contarles sus exigencias para que se extendieran por todo el país. Y por estos sufrimientos, al segundo día me empezó a doler el estómago. Tuve peritonitis. Al día siguiente estaba acostado entre los asientos, ni siquiera podía moverme, pero los terroristas no permitían que los médicos hicieran nada… ni siquiera traer medicamentos”, cuenta Ígor Denisov.
Al tercer día del secuestro, las fuerzas de seguridad y las unidades de apoyo empezaron la operación de rescate rociando la sala de conciertos con gas nocivo a través del sistema de aire acondicionado, que aturdió a todos en el edificio y permitió a las tropas rusas entrar. Al cabo de una hora y media el portavoz del Servicio Federal de Seguridad informó de que el teatro estaba bajo control de los servicios especiales y que los 40 integrantes del grupo armado habían sido eliminados.
La tragedia del 'Nord Ost' se saldó con 130 muertos, entre ellos 10 niños. Cinco de los rehenes fueron asesinados antes de que se iniciara el asalto final, otros murieron en los hospitales después de haber sido liberados.
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